BELEM, miércoles, 16 mayo 2007 (ZENIT.org).- La justicia de Pará, a unos 2.400 kilómetros al norte de Río de Janeiro, condenó el 15 de mayo al hacendado Vitalmiro Bastos de Moura a 30 años de prisión, acusado de ser el mandante del asesinato, en febrero de 2005, de la hermana Dorothy Stang, misionera estadounidense radicada en Brasil.
En su obra de evangelización, la misionera actuaba por el desarrollo sostenible de la región amazónica y a favor de la educación de las pequeñas comunidades locales. Su actuación contrariaba los intereses de los grandes hacendados de la región y de algunos agricultores.
El hacendado es el cuarto acusado de implicación en el crimen. En diciembre de 2005, Rayfran das Neves Sales y Clodoaldo Carlos Batista fueron condenados como ejecutores del crimen a 27 y 17 años de reclusión, respectivamente, por homicidio doblemente cualificado, con promesa de recompensa y uso de medios que imposibilitaron la defensa de la víctima
Amair Feijoli da Cunha fue condenado a 27 años de prisión como intermediario del crimen, pero fue beneficiado con una reducción de un tercio de la sentencia, debido a un recurso.
Regivaldo Pereira Galvão también acusado de ser mandante del crimen llegó a estar preso pero consiguió el habeas corpus y espera el juicio en libertad.
El resultado fue celebrado por 900 agricultores de varios municipios que se mantuvieron desde el 14 de mayo frente al Juzgado acompañando el juicio.
Moura, de 36 años, es uno de los dos hacendados acusados de ordenar el asesinato de la misionera debido a un conflicto en torno a un lote de tierra que Moura quería talar, mientras que la religiosa quería preservarlo.
Stang, originaria de Dayton, Ohio, pero nacionalizada brasileña, ayudó a construir escuelas en la zona y era una de los principales activistas en favor de los derechos de los campesinos del Amazonas, además de que buscaba evitar la depredación de sus recursos por parte de madereros y hacendados, que han arrasado en un 20% los bosques locales.
Los condenados por el asesinato sostuvieron que Moura y el también hacendado Regivaldo Galvao les ofrecieron 50.000 reales (25.000 dólares) por matar a Stang.
En los últimos 30 años, 1.237 trabajadores rurales, sindicalistas y activistas han sido asesinados por disputas de tierras. De esas muertes, 772 ocurrieron en Pará.
Y en toda la historia del estado, sólo cuatro de los «mandantes» han sido llevados a juicio. Pero ninguno está en la cárcel.
En su viaje a Brasil, Benedicto XVI entregó un donativo de 200.000 dólares a la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB) para apoyar el proyecto que los obispos están promoviendo en defensa del Amazonas.