CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 18 mayo 2007 (ZENIT.org).- «Ofensa a la dignidad humana». Con estas palabras ha calificado el obispo Elio Sgreccia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el proyecto de ley presentado por el gobierno británico que autoriza por primera vez la utilización de embriones híbridos de humanos y animales con fines de investigación.
En virtud de esa iniciativa legal, se podrían crear embriones citoplásmicos que serían en un 99.9% humanos, pero con una fracción de genes animales.
Según este proyecto de ley, sería ilegal que un embrión de este tipo crezca durante más de 14 días o sea implantado en un útero.
«La creación de un híbrido hombre-animal es una frontera que hasta ahora había sido prohibida en el campo de las biotecnologías por todos, no sólo por las asociaciones religiosas. Compromete y ofende la dignidad humana, y además pueden crearse monstruosidades», afirma monseñor Sgreccia.
«Es verdad que estos embriones luego son eliminados, se les saca las células, pero de todos modos la creación de un ser hombre-animal representa una frontera violada en el campo de la naturaleza, la más grave», ha explicado a los micrófonos de «Radio Vaticano».
«La condena moral por este motivo debe ser total, ante todo en nombre de la razón y en nombre de la justicia y de la ciencia, que debe ponerse al servicio del hombre y respetar de la naturaleza humana», añadió.
El obispo considera que no se han calculado oportunamente las consecuencias de este proyecto, del que «no hay necesidad alguna».
«Si se buscan células madre capaces de curar el Alzheimer y el Parkinson no hay necesidad alguna de crear un híbrido hombre-animal, pues hay células madre adultas, las del cordón umbilical, las del hombre adulto para afrontar –con confianza– estas fronteras», precisa.