Informe de la Conferencia del Episcopado Dominicano en Aparecida

APARECIDA, martes, 22 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el informe que presentó monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, presidente de la Conferencia Episcopal de la República Dominicana ante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

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En primer lugar, me referiré a la recepción de las anteriores Conferencias en la República Dominicana

• La I Conferencia de Rio de Janeiro: El Arzobispo de Santo Domingo fue uno de sus secretarios en su calidad de Primado de América. De ella queda la buena aceptación y el compromiso con sus propuestas que siempre ha encontrado el CELAM, fundado allí, en la tradición de los Obispos Dominicanos.

• Medellín: Nos marcó especialmente en lo siguiente:
-La puesta en práctica de la renovación del Concilio Vaticano II.
-El impulso de las Comunidades Eclesiales de Base.
-El reforzamiento de nuestra Pastoral Social.
-El post Medellín se convirtió, con el apoyo del CELAM, en una época de formación teológico-pastoral y de organización de las áreas pastorales.
-La asimilación del método ver-juzgar y actuar.

• Puebla: tuvo una gran difusión en nuestra Iglesia. Entre sus influencias encontramos:

-Reenfoque de toda la pastoral a la luz del concepto englobante de la evangelización.
-Inclusión explícita de la “opción preferencial por los más pobres” , sobre todo en la Pastoral Social.
-Aceptación de la planificación como método de acción pastoral que llevó a la elaboración e implementación de nuestro I Plan Nacional de Pastoral.

• Santo Domingo: Esta IV Conferencia, nos implicó de una manera particular, tanto en su preparación como en su implementación. Nuestro I Plan Nacional de Pastoral (1983-1992) se elaboró con miras a dicha Conferencia así como realización de la novena de años de preparación a la Celebración del V Centenario de la primera evangelización.

Nuestro II Plan de Pastoral giró en torno a sus grandes temas: Nueva Evangelización, Promoción Humana e inculturación del Evangelio. Es importante recalcar en ese tiempo la insistencia en la proclamación del Kerygma y una evangelización explícitamente centrada en Jesucristo.

2) En segundo lugar, hago una mirada rápida a la realidad de nuestro país y de nuestra Iglesia

A nivel del país encontramos: solidificación de la democracia, crecimiento económico sostenido, avance en las oportunidades educativas y tecnológicas, especialmente, en la comunicación.

Pero, el impacto de la globalización ha traído la imposición de una nueva cultura, que conlleva pérdidas de valores humanos y cristianos; el aumento de las desigualdades económicas, sociales y culturales con la consecuencia de una pobreza creciente; la desintegración familiar y social, corrupción política que lleva al desencanto frente a los políticos; crecimiento de la migración interna y externa así como de la delincuencia, drogadicción y narcotráfico.

A nivel de la Iglesia nos podemos definir como una Iglesia viva, dinámica, participativa, evangelizadora y apreciada por el pueblo como la institución más creíble del país. En este momento, las 11 Diócesis estamos comprometidas en nuestro Tercer Plan de Pastoral, diseñado para realizar un itinerario de evangelización de 30 años de duración, estructurado en tres etapas de 10 años, en nueve fases y una programación anual, orientado hacia la formación de una Iglesia de comunión, ministerial y misionera.

Sin embargo, se percibe todavía desarticulación y dispersión a la hora de responder a los grandes desafíos actuales así como débil presencia evangelizadora en los ambientes profesionales, universitarios, obreros, políticos y empresariales.

3) En tercer lugar, nuestras expectativas y esperanzas

Hemos asumido con gran interés el tema de esta V Conferencia participando activamente en la Consulta del CELAM y reflejándolo en los lemas de los dos años pastorales dentro de nuestro Tercer Plan de Pastoral. Nuestras últimas Cartas Pastorales han sido sobre el discipulado: “Discípulos del Señor en comunión y misión” (2006) e “Iniciación Cristiana “ (2007). Organizamos una Semana Teológico Pastoral sobre el Discipulado y durante todo este mes se convocó una Campaña Nacional de Oración.

Primera expectativa: Deseamos recibir en esta V Conferencia una motivación mayor y orientaciones para el seguimiento de nuestro III Plan de Pastoral que pretende ser una experiencia de discipulado, de nueva evangelización, de búsqueda de los alejados, de la animación, formación y articulación de las comunidades y de sus agentes de pastoral de modo que seamos fermento de una sociedad justa y fraterna.
Por eso, esperamos que el tema del discipulado y la misión sean el núcleo, el eje central de esta V Conferencia de tal modo que su contenido y su metodología se estructure alrededor del mismo.

Segunda expectativa: Esperamos que la V Conferencia lleve a la elaboración de planes diocesanos y nacionales de discipulado y de misión, de modo que englobe todo el ser y el quehacer de las Iglesias Locales, que involucre a todos e incluya todo lo que es la Iglesia. Esto nos lleva a desear que la V Conferencia plantee la gestión pastoral del Obispo para desarrollar la nueva evangelización, ya que todo plan diocesano necesita la opción decidida, eficaz y perseverante del Obispo.

Tercera expectativa: Repito la frase textual de un obispo dominicano: “Sin los sacerdotes no se llevará a la práctica cuanto se diga en la V Conferencia”. Esperamos, que esta Conferencia defina el perfil del presbítero que necesitamos hoy y señale algunas líneas muy precisas sobre la formación de los seminaristas de modo que una la solidez de la ciencia teológica y la metodología, de cómo realizar y comunicar esa ciencia ( cómo predicar el kerigma, cómo formar una comunidad, cómo realizar una verdadera gestión pastoral, cómo formar y dar participación a los laicos).

Cuarta expectativa: Esperamos que esta Conferencia oriente y trace caminos concretos para superar el vacío de la presencia de nuestros laicos en los campos de la cultura, de la política, de la economía, de la educación, de la salud y de la bioética. Deseamos que se encuentre la pedagogía y metodología de manera sistemática y metodológica para lograrlo.

Quinta expectativa: Deseamos que la opción preferencial por los pobres se fortalezca en esta V Conferencia y buscar líneas concretas para enfrentar las antiguas y nuevas pobrezas con una acción social más operativa y transformadora.

Sexta expectativa: Nos interesa que esta V Conferencia indique caminos para la evangelización de la nueva cultura, con propuestas para la pastoral urbana, la atención a la clase media y de mayores ingresos, al lenguaje y vida de los jóvenes, a las grandes preguntas y respuestas prácticas de nuestra gente “globalizada” o en proceso de globalización.

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ZENIT Staff

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