CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 23 mayo 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI está convencido de que Brasil, el país con el mayor número de católicos, puede dar testimonio de un nuevo modelo de desarrollo.
Al hacer un balance de su visita a Sao Paulo y Aparecida, del 9 al 14 de mayo, el pontífice rememoró algunos de los momentos que se ha traído en su corazón a Roma, dando gracias por ello a todo el pueblo brasileño, en particular a su presidente, Luiz Inácio Lula Da Silva.
Brasil, dijo, es «una nación que puede proponer al mundo el testimonio de un nuevo modelo de desarrollo: la cultura cristiana puede inspirar una “reconciliación” entre los seres humanos y la creación, a partir de la recuperación de la dignidad personal en la relación con Dios Padre».
En este sentido, presentó como modelo la Hacienda de la Esperanza, cerca de Aparecida, que ha dado vida a «una red de comunidades de recuperación para jóvenes que quieren salir de túnel tenebroso de la droga».
En particular, recordó que esa comunidad cuenta con la presencia de un monasterio de religiosas clarisas.
«Esto me ha parecido emblemático para el mundo de hoy, que necesita una “recuperación” ciertamente psicológica y social, pero sobre todo profundamente espiritual», dijo.
Como símbolo de desarrollo integral, el Papa presentó el ejemplo del primer santo nacido en Brasil, Fray Antonio de Santa Ana Galvão, a quien él mismo canonizó en Sao Paulo, y que en vida era conocido como «hombre de paz y de caridad».
«Su testimonio es una confirmación más de que la santidad es la verdadera revolución, que puede promover la auténtica reforma de la Iglesia y de la sociedad», explicó el Papa.
En síntesis, como dijo el Papa al recordar su encuentro con los obispos brasileños, «les alenté a recuperar por doquier el estilo de la primitiva comunidad cristiana».