TARRAGONA, martes, 29 mayo 2007 (ZENIT.org).- Los cinco mil jóvenes convocados por los obispos de las diez diócesis de Cataluña y las tres de las Islas Baleares tienen una misión que cumplir: ser luz del mundo y evangelizar a otros jóvenes.
Es el mensaje final del tradicional «Aplec de l’Esperit» (Encuentro del Espíritu) que se celebra por Pentecostés todos los años en una localidad catalana distinta y que contó este año con una espectacular escenificación en el mar en la que se recordó la llegada de san Pablo a la Tarraco romana, a mitad del siglo XX.
La animación estuvo a cargo de la Delegación de Jóvenes de la archidiócesis de Tarragona.
Este encuentro de jóvenes en la vigilia de Pentecostés contó con varios espacios para la espiritualidad, testimonios, asociaciones y grupos musicales. Durante todo el día, los jóvenes se prepararon para el gran acto central, el espacio-forum y la Eucaristía concelebrada por todos los obispos de las diócesis convocantes.
El arzobispo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol i Balcells, animó a la juventud a «ser fieles al mensaje de Jesucristo» y sobretodo a «hacerlo presente en los propios ambientes, a pesar de las dificultades».
Los mismos obispos, al terminar la celebración, dieron un mensaje de envío a los jóvenes en el que se les recuerda la importancia de alimentarse de la Eucaristía.
«No tengas miedo de nada ni de nadie, no te avergüences de tu fe, llévalo todo a la oración, reflexiona siempre y profundiza en lo que crees, aliméntate en la mesa de la Eucaristía y deja curar las heridas por el amor misericordioso del Padre», dice el mensaje.