Cambio de mentalidad y apertura: claves para que el gobierno chino pueda acoger la carta papal

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Explica el obispo de Zhengding

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ZHENGDING, lunes, 2 julio 2007 (ZENIT.org).- Tras cinco décadas de inmovilismo, se necesita un profundo cambio de mentalidad en el gobierno en China, mayor apertura y libertad religiosa para que la reciente Carta del Papa pueda significar una aportación al inmenso país, considera el obispo «clandestino» de Zhengding.

El domingo, al día siguiente de la publicación de la citada misiva y a los ocho de su liberación –del enésimo secuestro policial, esta vez de 17 días de duración, a los que es sometido para presionar su adhesión a la «Asociación Patriótica»-, monseñor Julius Jia Zhiguo contestó las preguntas de la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it», mostrando esperanza, pero sin esconder pesimismo, sobre los efectos de este importante documento papal.

Consagrado obispo en 1980, monseñor Julius Jia Zhiguo actualmente tiene 73 años; ha vivido casi todo su ministerio episcopal bajo arresto domiciliario y una veintena de años en prisión. En su casa atiende a cien huérfanos discapacitados.

Su diócesis pertenece a la provincia china de Hebei, región de mayor persecución hacia los católicos. Y es que éste es uno de los puntos con mayor número de católicos de China (1,5 millones), muchos de ellos de la Iglesia «clandestina».

–Excelencia, ¿qué influencia podrán tener la Carta del Papa en las relaciones entre Iglesia y Estado?

–Monseñor Julius Jia Zhiguo: Temo que no podamos esperarnos mucho desde este punto de vista. Los políticos de China no han cambiado; usan aún las mismas estrategias de tiempos de Mao, esto es, instigan y crean conflictos dentro de la Iglesia.

Este estilo lleva 50 años [desde el inicio de actividad de la Asociación Patriótica, AP. Ndr] y temo que la Carta del Papa no pueda cambiar mucho la situación.

Ciertamente la Carta dice con claridad lo que es la enseñanza de la Iglesia, y para aquellos que buscan la verdad es un gran aliento. Pero para las muchas personas ateas entre los políticos, todo esto no quiere decir nada: no cambiarán de idea a causa de estas declaraciones. Es necesario un profundo cambio de mentalidad en el gobierno y permitir una mayor apertura y libertad religiosa.

–¿Cómo ve la relación entre la Iglesia y la Asociación Patriótica tras el rechazo del Papa en su misiva?

–Monseñor Julius Jia Zhiguo: La Asociación Patriótica en un instrumento del gobierno; su ingerencia no acaba dado que no existe una intervención del gobierno. El problema es que la AP no decide sola. No es independiente, sino que sirve al gobierno, y está bajo el control del gobierno. No es fácil romper esta cadena. Pienso que sin una intervención del Señor, la situación no podrá mejorar. Y no creemos que el Señor trabaja siempre en Su Iglesia.

–¿Considera que la Carta del Papa permitirá un progreso en las relaciones entre la Iglesia «oficial» y la «clandestina»?

–Monseñor Julius Jia Zhiguo: Para los que viven en la verdad, en la justicia, en la fidelidad a la propia fe, esta Carta será un impulso decisivo para promover la unidad. El verdadero problema es, en cambio, superar y vencer toda la presión que viene del Estado. Varios obispos «oficiales» tienen miedo de comunicarse en modo activo con los obispos clandestinos; falta frecuentemente el valor, porque también ellos viven en una situación de estrecho control. Sus teléfonos, por ejemplo, están siempre vigilados por el gobierno. Aunque están reconocidos por el gobierno, sus movimientos están limitados: no pueden hacer lo que quieran.

También para nosotros, obispos «clandestinos» –no reconocidos por el gobierno-, hay problemas de comunicación. Es casi imposible hacerlo directamente; yo mismo vivo continuamente bajo control. Pero para ellos existe un control hasta mayor. Se podría dialogar de manera indirecta, a través de intermediarios. Pero sabemos que nadie quiere «crear dificultades» al gobierno.

–La Carta del Papa impulsa a los católicos a vivir con valor la misión en China…

–Monseñor Julius Jia Zhiguo: Aún no he terminado la lectura de la Carta, pero pienso que para los católicos más decididos, la Carta del Papa ofrece un camino muy preciso. Sobre este punto, la enseñanza de Benedicto XVI continúa la de Juan Pablo II. Debemos ejercer nuestro ministerio y misión dentro de la comunión. Por mi parte, continúo mi misión sin temor, con el aliento del Señor y con la guía del Papa. El camino que hemos recorrido hasta ahora es el adecuado. Ahora debemos proseguir. El apoyo del Papa nos ayuda a ir hasta el final, aunque se nos pida sacrificar la vida.

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ZENIT Staff

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