Master en desarrollo y justicia social, para estudiantes de países en vías de desarrollo

Segunda edición organizada por «Caritas Roma»

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ROMA, lunes, 9 julio 2007 (ZENIT.org).- Dirigido a estudiantes de países en vías de desarrollo, el Master “Desarrollo global y justicia social” (Global development and social justice), en su segunda edición, se presentó el viernes pasado en Roma, en la sede de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación).

La iniciativa formativa está organizada por «Caritas» diocesana de Roma en colaboración con la Universidad St. John de Nueva York, el Instituto Santa Maria in Aquiro y la Fundación Idente de Estudios e Investigación.

El objetivo del curso, explica un comunicado de prensa recibido por Zenit, es “formar futuros dirigentes, administradores, agentes sociales y líderes de opinión en los continentes más marcados por la pobreza social y económica”.

En el bienio 2007-2009, veinte estudiantes provenientes de Bulgaria, Camerún, Colombia, Costa de Marfil, Filipinas, La India, Israel, Kenia, Nigeria, Rusia, Tailandia, Haití, Bosnia y Herzegovina, Indonesia y Ruanda “profundizarán en los temas relativos al desarrollo social, la justicia y la paz, gracias a las becas concedidas por los organizadores y patrocinadores del Master”.

En la presentación -en la que participaron expertos e investigadores de los procesos de solidaridad internacional y cooperación al desarrollo-, monseñor Mauro Parmeggiani, secretario general del Vicariato de Roma, definió la segunda edición del Master como “un proyecto de solidaridad internacional cuya base es compartir en los diversos aspectos que lo caracterizan”.

Éste –explicó- “en el objetivo que propone, en el desarrollo que tiene como protagonistas a los mismos beneficiarios, en la inspiración y en las motivaciones, en el surco del mandato evangélico, de la doctrina social de la Iglesia y también de las más moderas teorías económicas y, en fin, en la organización, porque compromete a asociados, públicos y privados, confesionales y laicos, en un objetivo de amplio alcance”.

Vandana Shiva, de la Fundación de Investigación para la Tecnología y el Desarrollo de Navdanya (La India), subrayó que “el modelo dominante de economía de desarrollo se ha convertido de hecho en anti-vida. La economía está separada, y a menudo, opuesta a la naturaleza”.

Y es que “todos nos hemos convertido en consumidores, pero consumidores en cadena -advierte-. Porque destruimos las economías básicas de nuestra sociedad: la economía de la naturaleza, que nos proporciona todos los elementos esenciales de la existencia, y la economía de la solidaridad, la de los sentimientos y las relaciones humanas”.

Domenico Parisi, del Instituto de Ciencias y Tecnologías de la Cognición del Centro Nacional de Investigación italiano, ilustró “el lado oscuro del desarrollo”, es decir, “aquel individualismo extremo que Occidente exporta junto a la eficiencia de los procesos productivos y la tecnología”.

El desarrollo como proceso multidisciplinar fue, en cambio, el centro de la intervención del virólogo Carlo Federico Perno, de la Universidad Tor Vergata (Roma), quien definió las enfermedades causadas por los virus como paradigmáticas, al mostrar los fallos de las políticas llevadas a cabo hasta hoy.

“En los años 80, se pensaba poder derrotar definitivamente las enfermedades infecciosas; luego, sobre todo con la difusión del Sida, se vio que la salud no puede ser tratada separadamente de la economía, del desarrollo y de los otros indicadores de bienestar –observó-. Los tratamientos del Sida y la difusión del Vih muestran evidentemente el desigual enfoque de la tutela de la salud entre países ricos y pobres”.

Maurizio Franzini, economista de la Universidad “La Sapienza” de Roma, recalcó que el proceso de globalización ha acentuado todavía más las desigualdades tanto entre países y economías avanzadas y aquellos menos desarrollados, como entre las clases de los mismos países.

“También en los países en vías de desarrollo se toleran procesos que generan desigualdades y elevados costes sociales –recordó–. La desigualdad en nuestras sociedades ha perdido el estatus de problema moral y, en algunos casos, es asumida como elemento necesario para el desarrollo y la acumulación”.
[Más información en www.caritasroma.it]

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ZENIT Staff

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