KÖNIGSTEIN, miércoles, 23 enero 2008 (ZENIT.org).- Al término del viaje a Haití, realizado por la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), esta asociación derecho pontificio ha expuesto las urgentes necesidades materiales que esta nación tiene debido a la miseria en que vive.
El viaje de tres semanas, encabezado por el jefe de la Sección de Proyectos de AIN para América Latina, Xavier Legorreta, sirvió también para promover unos 60 proyectos de ayuda, incluido el de paneles solares para obtener energía en un país en donde la electricidad también escasea, construcción de iglesias, capillas y centros educativos, además de una maternidad en Puerto Príncipe, capital de Haití.
Legorreta explica que «la única forma para empezar a ayudar a la gente de Haití es compartir su sufrimiento. Solo así se puede comenzar a amarla y entender sus necesidades. Hablando con muchas personas –obispos, sacerdotes, hermanas y laicos– el mensaje que recibimos era el mismo: se sienten completamente olvidados e incluso rechazados por el mundo».
Riqueza de vocaciones
Tras explicar que AIN está considerando de qué manera podrá sostener los muchos seminarios de Haití, lo que en una nación de ocho millones de católicos lo convierte en el país más rico en vocaciones del mundo, Xavier Legorreta indicó que el colapso de valores morales en un país arrasado por la pobreza y el continuo caos político y económico, es un severo problema.
Tras comentar que para los obispos la formación del clero es prioritaria, Legorreta destacó que sus necesidades espirituales a veces se ven sobrepasadas por la lucha cotidiana por responder a sus necesidades materiales.
El jefe de Proyectos de AIN para América Latina dijo también que debido al pobre servicio postal, al mal servicio telefónico y a la escasez de computadoras y otros equipos de oficina, la única forma de recibir los pedidos para la financiación de proyectos era visitar el país.
«Luego de tres semanas viajando por el país, puedo decir honestamente que solo vi cuatro semáforos funcionando», añadió.
La situación en Haití es sumamente difícil: el 5.6%de la población está infectada con el virus del VIH/SIDA, el 75% está por debajo de los niveles de pobreza internacionalmente reconocidos, y otro 20% dejó el país en busca de un futuro mejor, especialmente en Canadá, Estados Unidos y Francia. En medio de todo, la Iglesia es un factor importante de ayuda.