CARACAS, martes, 8 enero 2008 (ZENIT.org).-El arzobispado de Caracas ha confirmado el asesinato del sacerdote Pedro Daniel Orellana Hidalgo, de 50 años, cuyo cuerpo apareció, con evidentes señales de estrangulamiento, en la mañana del 6 de enero.

El sacerdote, que había nacido en Caracas, había desempeñado durante muchos años su trabajo pastoral en la arquidiócesis de Cumaná.

Al regresar a Caracas fue profesor en varios centros educativos, entre otros, la Universidad Nacional Experimental del Fuerza Armada (UNEFA).

En la actualidad no desempeñaba cargos eclesiásticos. Celebraba misa en la parroquia «Corazón Inmaculado de Maria» en el barrio de El Rosal, de la capital del país.

En un comunicado, el cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, y sus obispos auxiliares, «hacen llegar sus condolencias a sus familiares y demás allegados, reafirmando su fe en la resurrección de los muertos y elevan oraciones por el eterno descanso de su alma».

«Con esta lamentable pérdida se corrobora la necesidad de efectivas políticas de seguridad ciudadana para todos los venezolanos», añade el comunicado.

En la residencia del sacerdote, en la urbanización Manzanares de Caracas, se constató el robo de algunos objetos: un televisor, dinero y prendas, según la policía. Motivo por el que los investigadores piensan que la muerte puede ser atribuida a delincuentes comunes, en el contexto de creciente criminalidad que afecta al país.