ROMA, jueves, 24 enero 2008 (ZENIT.org).- Las 25.000 páginas manuscritas del archivo de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) están en peligro de perderse si no se afronta pronto su restauración advierte la Orden Carmelita.
El archivo «Edith Stein» de las Carmelitas de Colonia, Alemania, posee la herencia literaria y gran parte de los manuscritos de la santa carmelita alemana.
«Por fortuna, se conservan los autógrafos de muchos de sus escritos» gracias a una carmelita, la hermana Pía, del Carmelo de Echt, en Holanda, que con gran valor logró salvarlos durante la persecución nazi de los judíos en Europa, informa la página web de los carmelitas descalzos (http://www.carmelitasdescalzos.com).
Durante la evacuación del monasterio, en la segunda guerra mundial, la hermana Pía cargó en dos sacos de patatas todos los manuscritos que la hermana Teresa Benedicta de la Cruz había llevado desde Colonia al monasterio holandés.
Por avatares de la guerra los valiosos documentos tuvieron que permanecer escondidos en un gallinero. Hoy los manuscritos, informan los carmelitas, muestran las huellas de ese viaje aventurado.
Son en total casi 25.000 páginas, que «manifiestamente se encuentran deterioradas --indican--. El papel está descolorido. En muchos lugares la tinta pierde claridad». Por ello, se requiere un minucioso trabajo de restauración, página por página, para restablecer el color de la tinta.
Los carmelitas advierten que «si no se acomete enseguida una rápida restauración técnica cabe el peligro de perder para siempre la mejor fuente de investigación» sobre Edith Stein.
El director de la biblioteca catedralicia y diocesana de Colonia ha estimado el coste de restauración de los autógrafos en medio millón de euros.
Por eso se ha lanzado una llamada a las personas que quieran sufragar estos gastos.
Edith Stein nació en 1891 en Breslavia, Alemania. Sus padres eran judíos. En 1913, ingresó en la universidad de Gottingen y se dedicó al estudio de la Fenomenología.
Sus estudios de Filosofía le llevaron al conocimiento profundo de la Iglesia católica y se bautizó en 1922.
A sus 42 años, siendo profesora universitaria y reconocida filósofa, dejó su profesión para vestir el hábito carmelita en el convento de Colonia tomando el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Fue canonizada por Juan Pablo II el 11 de octubre de 1998.