CIUDAD DEL VATICANO, martes, 4 marzo 2008 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha otorgado la concesión para ofrecer Teología por Internet a un instituto de teología cuya sede está en Barcelona.
El Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCREB) es el primer centro del mundo que podrá impartir la Diplomatura y la Licenciatura en Ciencias Religiosas después de haber pasado cinco años como institución piloto.
Antoni Matabosch, director del Instituto, explica en esta entrevista a Zenit el recorrido de este centro y de qué forma se puede estudiar teología sin asistir a clase.
–¿Por qué piensa que el ISCREB reunía todas las condiciones para poder ofrecer un título de Licenciatura reconocido por Internet?
–Antoni Matabosch: La lógica preocupación de la Congregación para la Educación Católica era doble: tener un centro académico idóneo y que los estudios en teología o ciencias eclesiásticas on-line aseguraran no sólo una información sino también una verdadera formación de los alumnos.
En cuanto a la idoneidad, desde su fundación en 1996 el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB) trabajó intensamente en tener un Equipo Directivo cohesionado, un claustro de profesores de calidad y un plan de estudios adecuado.
Cuando tuvimos organizados los estudios presenciales clásicos, empezamos a pensar en el salto a los estudios virtuales.
Pusimos especial atención en una infraestructura técnica que nos permitiera muchas posibilidades (la Escuela de Ingenieros La Salle nos la proporcionó); pudimos reunir un grupo de profesores con experiencia docente y conocimiento de los medios telemáticos; teníamos, además, muchas personas que nos pedían este tipo de estudios.
Por otro lado, instauramos una metodología que fuera todavía más formativa que en las clases normales.
En cualquier curso un alumno puede asistir a clase, tomar apuntes y examinarse sin apenas haber tenido contacto con el profesor y con los compañeros.
En nuestros estudios on-line los estudiantes de cada materia forman una clase bajo la dirección de un profesor que sigue continuamente el trabajo y está en contacto directo con todos. Se forman grupos de trabajo y foros.
Existen tutores que ayudan personalmente. Se forma una verdadera comunidad educativa on-line. Los cuatro encuentros presenciales anuales complementan la formación.
–¿Estamos entonces ante una novedad sin precedentes, por parte de la Santa Sede?
–Antoni Matabosch: Hasta ahora la Santa Sede había aprobado algunos institutos «a distancia» o «por correspondencia», en los que los alumnos recibían unos materiales que debían estudiar por su cuenta y examinarse cuando se consideraran preparados.
De este tipo de instituciones existen buenas y acreditadas experiencias.
Pero la Congregación para la Educación Católica exige un permiso específico para los estudios virtuales, ya que considera que son estudios cualitativamente distintos de los a distancia.
Parece ser que nosotros estamos abriendo un camino por el que espero puedan seguir otros.
–¿Cuál es su valoración y cuáles son las perspectivas para el centro?
–Antoni Matabosch: En el año 2000 empezamos de forma experimental con 37 alumnos la Diplomatura y ahora tenemos 367 (a ellos hay que añadir los 316 que siguen estudios presenciales).
Hemos logrado un equipo cohesionado de dirección y de profesores. Creo que los alumnos están contentos. Poco menos de los 300 alumnos viven en Cataluña. Para los demás hemos establecido cuatro centros en otras diócesis a fin de poderlos atender mejor.
En el próximo futuro pondremos especial atención en la instauración de la Licenciatura y en la extensión a otras zonas de España.
Más información en www.iscreb.org
Por Miriam Díez i Bosch