CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 6 marzo 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha presentado una vida de fe y de participación en los sacramentos como antídoto ante la expansión de las sectas, especialmente en América Latina.
Fue la consigna que dejó este jueves al recibir a los obispos de Guatemala, que han realizado su quinquenal visita «ad Limina Apostolorum» al Papa y a sus colaboradores.
Después de haber recibido personalmente a los prelados y de leer sus informes, el Santo Padre constató que «Dios ha bendecido al pueblo guatemalteco con un profundo sentimiento religioso, rico de expresiones populares, que han de madurar en comunidades cristianas sólidas, celebrando con gozo su fe como miembros vivos del Cuerpo de Cristo y fieles al fundamento de los apóstoles».
«Sabéis muy bien que la firmeza de la fe y la participación en los sacramentos hacen fuertes a vuestros fieles ante el riesgo de las sectas o de grupos pretendidamente carismáticos, que crean desorientación y llegan a poner en peligro la comunión eclesial», añadió el Papa.
En los últimos treinta y cinco años, según algunos expertos, grupos protestantes y otras sectas religiosas habrían logrado atraer a casi el 30 por ciento de la población, aunque los números exactos son difíciles de confirmar, pues también hay gente que abandona posteriormente estas congregaciones.
El Secretario del Movimiento Internacional de la Iglesia de Dios y de Pentecostés, denominación evangelista, José Elías estima que en Guatemala existen actualmente unos diez mil grupos fundamentalistas.
Varios representantes de la Santa Sede han denunciado en los últimos años que Guatemala se ha convertido en una especie de experimento para los grupos fundamentalistas de Estados Unidos para penetrar en toda América Latina.
El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, en declaraciones publicadas por la agencia «Notimex» el 3 de enero de 1999, revelaba que una de las causas de esta invasión se encuentra en el informe redactado por Nelson A. Rockefeller para el presidente Richard Nixon en agosto de 1969.
El documento sostenía que tras el Concilio Vaticano II la Iglesia católica ha dejado de ser un aliado de confianza para Estados Unidos y la garantía de estabilidad social en el continente (sudamericano), por lo que insistía en la necesidad de sustituir a los católicos por otros cristianos en América Latina.
Rockefeller pedía en el documento apoyar a los grupos fundamentalistas cristianos y a agregaciones como Moon y Hare Krishna.
El cardenal Lozano revelaba que las sectas se habían propuesto para el año 2000 tener entre sus filas al 50 por ciento de la población guatemalteca, objetivo que ha fracasado.