Príncipe jordano: Muerte del arzobispo iraquí, «cuchillada a los valores celestes»

Mensaje de Su Alteza Real El Hassan Bin Talal

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AMÁN, viernes, 14 marzo 2008 (ZENIT.org).- La muerte del arzobispo caldeo de Mosul (Irak), monseñor Paulos Faraj Rahho, de 65 años, es «una cuchillada a los valores celestes y humanos», denuncia el príncipe jordano El Hassan Bin Talal.

El príncipe, presidente del Consejo de los Prefectos del Instituto Real para los Estudios Religiosos y presidente honorario de la Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz, ha deplorado en un comunicado enviado a Zenit el trágico desenlace del secuestro del prelado.

«Matar al arzobispo de Mosul, después de haberlo secuestrado, es un crimen horrible y una cuchillada a los valores celestes y humanos», escribe el príncipe en su mensaje.

La noticia de la muerte de monseñor Rahho, confiesa, «nos ha caído encima con un rayo».

«Al matar a un hombre que lleva el mensaje del cielo, un mensaje de caridad, de fraternidad y de paz, las manos de los criminales han herido también los corazones de todos los creyentes».

El príncipe jordano revela su dolor por el hecho de que «estas manos maten a personas que han dado su vida por el bien de los hijos y las hijas de su sociedad, sin tener en cuenta la pertenencia étnica o religiosa».

Tras expresar su pésame a todos los que «han quedado tocados por este crimen horrendo», el príncipe declara que «este inmenso pecado no será un obstáculo para los creyentes, allí donde estén y trabajen, para hacer que se escuche la voz de la razón, que rechaza las voces horrendas que quieren dividir Irak y atacar los principios de fraternidad entre los ciudadanos».

Éstos, aclara, a pesar de la crisis, «quieren continuar con la colaboración y la unión a toda costa».

«Pedimos a los sabios del mundo que trabajen para que la paz regrese a Irak y que actúen con rapidez para afrontar este terrorismo ciego cuyo único objetivo es destruir el valor supremo sobre la faz de la tierra: la vida humana»¸ exhorta el príncipe.

«Pedimos al Señor omnipotente que dé a Irak tranquilidad y serenidad», concluye el mensaje escrito en árabe.

Por Tony Assaf

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ZENIT Staff

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