ROMA, miércoles, 14 mayo 2008 (ZENIT.org).-Se han realizado intervenciones de socorro inmediatas entre las poblaciones de Myanmar (Birmania) duramente golpeadas por el ciclón Nargis, anunció monseñor Charles Hamhung Bo, arzobispo de Yangon que ha dispuesto ya utilizar los fondos diocesanos para adquirir y distribuir alimentos, medicinas y tiendas entre la población privada incluso de géneros de primera necesidad.
El delegado apostólico en el país, el arzobispo Salvatore Pennacchio, informa hoy el diario vaticano «L’Osservatore Romano»–, durante la santa misa celebrada en la catedral de Yangon el ocho de mayo, leyó el mensaje de cercanía y solidaridad del Santo Padre al pueblo birmano.
«En todo lo que podamos –declaró el arzobispo de Yangon– trataremos de ayudar a todos. Las necesidades más urgentes ahora son alimentos, agua y tiendas. Decenas de miles de supervivientes, además, necesitan asistencia médica».
Según datos parciales recogidos, la furia del ciclón tropical podría haber provocado más de cien mil víctimas. Pasada la tempestad, innumerables cadáveres flotan ahora en las aguas de los ríos desbordados a causa de las lluvias torrenciales.
La Iglesia católica se ha movilizado inmediatamente por los supervivientes, dejando para una fase ulterior la reparación de muchos edificios religiosos que han sido dejados sin techo por la furia de los
vientos o han sufrido amplias inundaciones por la insistencia de las lluvias torrenciales.
La circunscripción de la archidiócesis de Yangon es una de las dos más golpeadas por la tempestad tropical del pasado 3 de mayo.
«Muchos tejados de las iglesias –explica el arzobispo Charles Maung Bo– han sido arrancados por la furia de los vientos y también el seminario mayor ha sufrido serios daños en las estructuras que lo sostienen».
La otra zona golpeada es la del delta del río Irrawaddy. Aquí la furia del ciclón Nargis ha borrado del mapa aldeas enteras y ha destruido gran parte de los arrozales. El arzobispo de Yangon ha movilizado inmediatamente a todo el personal diocesano, a los seminaristas, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas además de muchos voluntarios laicos, para ayudar a las víctimas de esta tragedia.
«Hemos decidido ayudar a las víctimas distribuyendo agua, medicinas y arroz», afirma el prelado refiriéndose a la obra incansable de los grupos de voluntarios católicos que han llevado los primeros auxilios.
Uno de los más estrechos colaboradores del arzobispo Charles Maung Bo es el padre Francis Than Htun, director de Karuna, la organización católica para el trabajo social en la archidiócesis de Yangon. A este sacerdote se ha confiado la tarea de recoger la información de las diversas parroquias sobre el alcance de los daños causados por el ciclón y de coordinar la obra de socorro de los grupos de voluntarios católicos que están ya en las zonas más golpeadas.
En la archidiócesis de Yangon además se ha instituido una comisión especial para gestionar la emergencia, el «Myanmar disaster relief committee», que incluye también a familiares de las víctimas, coordinadores de las parroquias, representantes de los donantes.
Según ha referido el padre Francis Than Htun, las primeras intervenciones directas llevaron socorros a cerca de sesenta mil familias a las que se entregaron raciones de comida y de agua para una semana. A quien se quedó también sin techo bajo el que cobijarse se le entregó una tienda y los utensilios para improvisar una cocina de emergencia.
Informa la agencia Ucanews que también la diócesis de Mandalay está organizando la obra de socorro a los supervivientes. Monseñor Paul Zinghtung Grawng, arzobispo de Mandalay y presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar reunió el 8 de mayo, en la sede del arzobispado, a un grupo de expertos para preparar un programa con el que afrontar la emergencia. Inmediatamente después de la reunión, en la que encargó al padre John Mg Nee la tarea de coordinar las ayudas, monseñor Paul Zinghtung Grawng se trasladó a Yangon para llevar su ayuda a la Iglesia local y presidir la reunión de directivos de Karuna, la organización del voluntariado católico birmano, adherida a Caritas Internacional.
Las ayudas recogidas en la archidiócesis de Mandalay están destinadas principalmente a socorrer a las víctimas del ciclón en las diócesis de Yangon y de Pathein. El territorio de la diócesis de Pathein incluye el delta del río Irrawaddy, donde el ciclón ha provocado miles de víctimas en las pequeñas aldeas de pescadores.
El arzobispo de Mandalay envió un mensaje a todas las parroquias de su archidiócesis exhortando a los fieles a contribuir con donativos a la adquisición de géneros de primera necesidad para enviar a quien ha perdido todo.
El padre John Mg Nee, párroco de la iglesia de San Francisco Javier de Mandalay, y coordinador diocesano de los socorros, pidió a los fieles de su parroquia que formaran un comité para las ayudas. Cada fiel ha sido llamado a dar testimonio de su caridad por las víctimas contribuyendo según sus posibilidades. El padre Mg Nee es ayudado en la obra de coordinación por el director de la sección Karuna en Mandalay, el padre Luois Soe Lwin, y por el procurador de la comisión diocesana para la salud, el padre Marco Tin Win.
Las organizaciones católicas de voluntariado se están haciendo operativas también en otras dos diócesis golpeadas por el ciclón: la de Mawlamyine y la de Pathein, dirigidas respectivamente por monseñor Raymond Saw Po Ray y el obispo John Hsane Hgyi.
Los daños provocados por el tifón Nargis están provocando consecuencias negativas también en las poblaciones de Myanmar no directamente golpeadas. Una voluntaria católica que reside en Yangon ha narrado que en los mercados de la ex capital birmana el precio de los géneros de primera necesidad ha aumentado de improviso tras la catástrofe. Para la mayoría de la población, la adquisición del alimento indispensable para la vida cotidiana no deja disponibilidad para otro tipo de consumos.
También las organizaciones católicas de los países vecinos a Myanmar se están movilizando para hacer llegar socorros a la población golpeada. La Caritas de Tailandia ha recibido el permiso de las autoridades de Myanmar para hacer pasar la frontera a los propios medios cargados de medicinas y otros géneros de primera necesidad.
Por Nieves San Martín