SYDNEY, miércoles, 16 julio 2008 (ZENIT.org).- La Jornada Mundial de la Juventud ofrece tanta festividad que es fácil dejarse capturar por el glamour y olvidar que es una peregrinación, explica un diácono que ha dirigido una sesión de catequesis este miércoles.
Las sesiones de catequesis forman parte de la experiencia de este encuentro juvenil. Generalmente consisten en enseñanzas de pastores, diálogo y celebración de la misa. La primera de las sesiones de catequesis empezó este martes en varios lugares de Sydney. El diácono Daniel Strickland participó en una de las sesiones más vivas, que tuvo lugar en Hyde Park.
Los Misioneros del Amor de Dios guiaron a los peregrinos en la oración y adoración con una banda de tres piezas. El diácono Strickland urgió a los reunidos a responder con profundidad, no sólo emoción.
«Podemos dejarnos impresionar por el glamour de la Jornada Mundial de la Juventud –dijo–. Y de este modo podemos olvidar que somos peregrinos. Necesitamos centrarnos sólo en Jesús».
Jennifer Abel, de 17 años, de Perth, dijo que la experiencia de oración y adoración estuvo llena de fuerza: «Es maravilloso formar parte de tal multitud. Experimentar a Jesús a través de la adoración con tanta gente me hace sentir realmente cerca de El».
Los Misioneros del Amor de Dios están obteniendo seguidores en Australia, con su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud que atrae a grandes multitudes. Animan una de las asociaciones religiosas con crecimiento más rápido en Australia.
El grupo empezó en 1986 cuando algunos hombres de la carismática Comunidad de Discípulos de Jesús sintió la llamada al sacerdocio, aunque querían seguir formando parte de la comunidad.
Acordaron rezar semanalmente ante el Santísimo Sacramento durante un año para descubrir la guía de Dios. Al final del año, empezaron una vida en común, dedicada a vivir el Evangelio radicalmente, imitando a Jesús en su pobreza, edificando una vida de oración en común.
Su trabajo apostólico se centra en los marginados de la sociedad. Tienen una conexión especial con la población indígena de Australia, con misiones en Darwin y el Territorio del Norte, y también con jóvenes mediante visitas escolares, grupos juveniles y campamentos de verano.
El padre Ken Barker, el fundador, explica que sus votos les ayudan a dedicarse a «la predicación de la buena noticia de Jesús para la salvación de todos los hombres y mujeres».
«Nos proponemos llevar a la gente a una relación personal con Cristo, y experimentar una nueva efusión del Espíritu Santo en sus vidas –añade–. La clave de la Jornada Mundial de la Juventud se puede encontrar en el tema de la semana en estas palabras de los Hechos de los Apóstoles (1,8), ‘Recibid la fuerza’. Pues sabemos que el Espíritu Santo cambiará los corazones de quienes asisten estos días».
Para más información sobre los Misioneros del Amor de Dios: www.mglvocation.org/index.php
Traducido del inglés por Nieves San Martín