El Sínodo de la Palabra pierde un hombre clave y el Papa un amigo

Monseñor Wilhelm Emil Egger, obispo de Bolzano-Bresanona

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 19 de agosto de 2008 (ZENIT.org).- Monseñor Wilhelm Emil Egger, obispo de Bolzano-Bresanona, quien debería haber tenido un papel decisivo en el Sínodo de la Palabra, falleció el 16 de agosto a causa de un infarto. Había sido el anfitrión de Benedicto XVI en sus vacaciones de este verano.

El Papa, sin esconder la conmoción, le recordó este domingo, al rezar el Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la residencia apostólica de Castel Gandolfo.

«Hace pocos días me había despedido de él y parecía que gozaba de buena salud. Nada hacía pensar en un desenlace ta rápido. Me uno al pésame de los familiares y de toda la diócesis, en la que era apreciado y amado por su empeño y entrega», reconoció el Papa, quien saludó en particular a su hermano gemelo, como él religioso capuchino.

Monseñor Egger, nació en Innsbruck (Austria), el 14 de mayo de 1940. En 1944 su padre falleció a causa de la guerra y con su madre y su hermano gemelo, Kurt, se transfirió a la localidad italiana de Vipiteno. Cinco años después también murió la madre.

Junto a su hermano entró al seminario Vinzentinum de Bresanona. A los 16 años, el 29 de agosto de 1956, entró en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, siendo ordenado sacerdote, junto a su hermano gemelo, el 29 de junio de 1965.

Estudió teología en Suiza, Roma y Jerusalén. A los 32 años se doctoró en exégesis bíblica, convirtiéndose en profesor de Nuevo Testamento en la escuela superior de Bresanona.

Juan Pablo II le nombró obispo de la diócesis de Bolzano-Bresanona el 29 de julio de 1986. En los veranos solía acoger en el seminario al cardenal Joseph Ratzinger, que en Bresanona solía pasar las vacaciones.

El sacerdote Josef Matzneller, administrador diocesano y vicario general para los fieles de lengua alemana de la diócesis, ha revelado que el cuerpo del obispo fue hallado en su habitación antes de cenar. Se llamó inmediatamente al médico, quien al llegar, no pudo hacer nada.

El fallecimiento deja al próximo Sínodo de Obispos de la Palabra sin su secretario especial, cargo para el que había sido nombrado por Benedicto XVI.

Según el diario de la Santa Sede «L’Osservatore Romano», deja un «grande vacío» en la asamblea de obispos del mundo, que se celebrará del 5 al 26 de octubre en el Vaticano sobre el tema «La Palabra de dios en la vida y en la misión de la Iglesia».

«Era un experto y apasionado biblista, autor de importantes publicaciones sobre el tema de la Palabra de Dios», motivo por el cual había recibido el nombramiento papal.

«Es una gran pérdida, echaremos de menos su contribución y su preparación -ha declarado el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos–. Era una persona amable, sensible a los problemas del mundo actual, que siempre leía a la luz de la Biblia».

Al ser nombrado secretario especial del Sínodo, en enero pasado, monseñor Egger había confesado su deseo de que la Iglesia se convirtiera «cada vez más en un gran grupo bíblico compuesto por hombres y mujeres que, bajo la guía del magisterio, participen en la lectura orante para ser evangelizados y ser evangelizadores».

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ZENIT Staff

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