MARACAIBO, lunes, 6 octubre 2008 (ZENIT.org).- Los obispos de Maracaibo, estado Zulia, Venezuela, hicieron público el 3 de octubre un enérgico comunicado ante el enésimo asesinato producido en Venezuela de un joven estudiante, Julio Soto, a balazos, por un grupo de personas no identificadas.
Julio Soto, de 26 años, líder de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de Zulia, estaba vinculado al partido opositor democristiano Copei, fue acribillado cuando conducía su camioneta por la ciudad de Maracaibo.
En el comunicado -remitido a Zenit por la Conferencia Espicopal Venezolana–, el arzobispo de Maracaibo, monseñor Ubaldo Ramón Santana S. y su obispo auxiliar monseñor C. Oswaldo Azuaje, unidos a todos los sacerdotes, diáconos y fieles de la arquidiócesis de Maracaibo, comparten con toda la colectividad zuliana «su profunda consternación ante el vil asesinato del estudiante Julio Soto, presidente de la FCU de la Universidad del Zulia el día 1 de octubre del presente año».
Los prelados venezolanos hacen llegar «a sus familiares, amigos y compañeros de estudios, sumidos en tan gran dolor, nuestras sentidas palabras de condolencia y solidaridad y les aseguramos el apoyo de nuestras oraciones».
«Ante está incontenible escalada de crímenes perpetrados a mansalva -añaden–, elevamos nuestro clamor al cielo: ¡No más violencia! ¡No más sangre derramada entre hermanos!».
Los obispos de Maracaibo instan «a las autoridades competentes a llevar a cabo con rigor las investigaciones que se imponen para lograr que el crimen se esclarezca y se haga justicia».
Así mismo hacen «un imperioso llamado a las autoridades, a los estudiantes y a la ciudadanía en general para que no se dejen arrastrar por las fuerzas ciegas del odio y de la venganza y cultiven con ahínco los valores fundamentales del respeto a la vida, de la dignidad humana y de la reconciliación».
Piden «especialmente a los jóvenes, que no se dejen llevar por la tentación de la violencia, que recurran a las formas de convivencia pacífica y democrática a través de las cuales puedan expresar sus justos reclamos y sugerencias para la construcción de una nueva sociedad, más justa y democrática».
Reiteran su compromiso «como pastores y ciudadanos amantes de la convivencia y de la paz, de seguir trabajando junto con todos los actores sociales, religiosos y políticos del Zulia y de toda Venezuela, para alejar definitivamente de nuestra región el flagelo de la inseguridad, de la violencia y del odio».
«Queremos -concluyen, citando el Documento de Aparecida- que en el Zulia nuestra Iglesia sea una escuela permanente de verdad y de justicia, de perdón y reconciliación para construir una paz autentica».
Por Nieves San Martín