Rabino ve su presencia en el Sínodo como un signo de esperanza

Por primera vez un representante de la religión judía en esta asamblea

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 6 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El gran rabino de Haifa (Israel) confesó que su intervención en la tarde de este lunes en el Sínodo de los Obispos constituye un signo de esperanza para el crecimiento en las buenas relaciones entre judíos y católicos.

Shear Yashuv Cohen entró junto a Benedicto XVI en el aula sinodal y participó sentado entre los obispos durante toda la sesión de la tarde. Luego, en la mesa central, cerca de Benedicto XVI, pronunció las primeras palabras que dirigía un representante judío al Sínodo de los Obispos.

«Existe una larga, dura y dolorosa historia de relaciones entre nuestro pueblo, nuestra fe, y los líderes y seguidores de la Iglesia católica, una historia de sangre y lágrimas», afirmó.

El rabino es copresidente de la Comisión Bilateral del Gran Rabinado de Israel y de la Santa Sede.

«Siento profundamente que mi presencia entre vosotros es sumamente significativa. Trae consigo un signo de esperanza y un mensaje de amor, convivencia, y paz para nuestra generación y para las generaciones futuras», aseguró.

Según ha explicado el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos, la comisión organizadora pensó que era «algo lógico» invitar a la asamblea sobre la Palabra de Dios a un representante del pueblo judío. Benedicto XVI apoyó después esta decisión.

De hecho, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger mantenía con frecuencia encuentros con representantes judíos.

En su intervención en el Sínodo, el rabino, nacido en 1927, hijo de David Cohen, famoso rabino en Jerusalén, ilustró a los obispos el papel central que tiene la Biblia en la vida, y en particular en la oración y el culto judíos.

El representante judío, quien reveló que sus amigos de la Comunidad de San Egidio le han introducido en el espíritu de diálogo promovido por Juan Pablo II en su famosa cumbre de oración en Asís, presentó momentos típicos del culto en sinagoga.

«Rezamos a Dios utilizando sus propias palabras, como nos son relatadas en las Escrituras», afirmó. «Del mismo modo, le alabamos utilizando sus mismas palabras tomadas de la Biblia».

 

«Imploramos su misericordia, recordando que Él lo prometió a nuestros antepasados y a nosotros. Todo nuestro servicio se basa sobre una antigua regla, como nos la han relatado nuestros rabinos y maestros: ‘Dadle lo que es suyo, porque vosotros y lo vuestro sois suyos'».

«Creemos que la oración es el lenguaje del alma en su comunión con Dios. Creemos sinceramente que nuestra alma es suya, que Él nos ha dado».

Asimismo, añadió, los rabinos, cuando en sus sermones hablan de temas como la santidad de la vida, la lucha al secularismo, la promoción de los valores de la fraternidad, del amor y la paz, «siempre tratamos de basar nuestras palabras sobre citas bíblicas»

«Nuestro punto de partida se encuentra en los tesoros de nuestra tradición religiosa, aunque hablemos a un mundo moderno con un lenguaje contemporáneo y afrontemos cuestiones actuales».

«Es sorprendente constatar cómo las Sagradas Escrituras nunca pierden su vitalidad e importancia para presentar cuestiones de nuestro tiempo y época. Este es le milagro de la perpetua Palabra de Dios», concluyó.

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ZENIT Staff

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