APARECIDA, martes 7 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Los futuros sacerdotes no deben solo estudiar la Sagrada Escritura, sino que deben hacer de ella el alimento de su vida, afirma el presidente del CELAM (Conferencia Episcopal Latino-Americana).
Monseñor Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil), concedió una entrevista a la edición portuguesa de ZENIT en la víspera de su viaje a Roma para participar en el Sínodo de la Palabra.
–¿Que contribución pretende llevar usted a la Asamblea del Sínodo?
–Monseñor Damasceno: En primer lugar, es importante destacar que esta Asamblea del Sínodo sobre la Palabra de Dios viene como consecuencia del Sínodo sobre la Eucaristía. Esto muestra que la Palabra y la Eucaristía están muy unidas. Cuando celebramos la Eucaristía, tenemos la primera parte, que es la mesa de la Palabra, y la segunda parte, que es la mesa de la Eucaristía. Por tanto, no podemos separar la Palabra de Dios de la Eucaristía. Y el tema de la Palabra de Dios es muy importante para la vida y la misión de la Iglesia.
En mi intervención en el Sínodo, pretendo hablar sobre la Palabra de Dios en la formación de los futuros presbíteros. Es muy importante que toda nuestra acción pastoral esté fundada en la Palabra de Dios. Que esté como imbuida, animada por la Palabra de Dios. Y es importante que desde el Seminario aquellos que serán presbíteros procuren hacer de la Palabra de Dios el alimento de su vida. Que procuren no sólo estudiar la Biblia desde el punto de vista académico y con vistas a hacer una determinada función, sino haciendo de la Palabra de Dios el alimento de su vida, aprendiendo a hacer una lectura orante de la Palabra de Dios, de modo que este amor y esta vivencia de la Palabra animen todo su ministerio en el futuro. Y animen también toda su pastoral. Entonces, en lugar de hablar de una pastoral bíblica, prefiero hablar de una animación bíblica de toda la pastoral.
–¿Cuáles son los beneficios de la lectura orante de la Biblia?
–Monseñor Damasceno: La lectura orante de la Palabra de Dios nos debe llevar al encuentro con Jesucristo, pues Él es la Palabra de Dios hecha carne. Todo el Antiguo Testamento fue una preparación a la venida de Nuestro Señor. Jesús es la plenitud de la revelación. La meditación de la Palabra debe llevarnos a conocer mejor a Jesús, para poder amarlo, imitarlo, anunciarlo. La lectura de la Palabra de Dios solo tiene sentido en la medida en que nos lleva al encuentro con Cristo, profundiza nuestra relación con Él, y nos lleva a retratar en nuestra vida su palabra y sus actitudes, para que seamos cada día más discípulos y misioneros en el mundo de hoy. Éste es el verdadero sentido de la lectura de la Palabra de Dios. No es buscar una información meramente cultural, o buscar una información científica. Dios nos dijo todo lo que tenía que decirnos en Nuestro Señor Jesucristo, todo aquello que tiene que ver con nuestra salvación.
–¿Tiene a Biblia un lugar importante en la misión continental que acaba de inaugurarse en América Latina?
–Mosneñor Damasceno: El Papa decía que tenemos que realizar una pastoral fundada en la Palabra de Dios. Y la Biblia ocupa un lugar muy especial en la misión continental. No podemos realizar una misión sin que el trabajo pastoral esté animado por la Palabra de Dios. Por ello insistimos en la expresión “animación bíblica de toda la pastoral”. Es como una presencia transversal de la Palabra en toda la acción evangelizadora.
[Por Alexandre Ribeiro, traducción de Inma Álvarez]