La grandeza de la política, el servicio; según el cardenal Cipriani

Comentario en medio de la crisis que vive Perú

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LIMA, domingo, 12 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- La grandeza de la política es el servicio a los demás, considera el cardenal Juan Luis Cipriani.

«La política debe tener muy presente que su finalidad es el servicio. Está para servir a los demás, y sobre todo al bien común. Si está en aprovecharse de los demás, es algo corrupto», consideró el arzobispo de Lima a propósito de la reciente crisis política que se vivió esta semana en el Perú.

En su programa «Diálogo de Fe» del sábado 11 de octubre, el pastor de Lima reconoció que si la política no es un servicio, es inútil y muy dañina; por ello, indicó que ha rezado para que la situación política peruana se arregle lo mejor posible.

«Con toda humildad le pido a Dios que ilumine (a los políticos) para que dejen todo su tiempo, inteligencia y servicio en buscar lo mejor para los demás», comentó el Cardenal Cipriani desde España, donde se encuentra recuperándose de un conjunto de operaciones a las que ha sido sometido en las últimas semanas.

El arzobispo de Lima también se refirió a las «interceptaciones telefónicas», conocidas en el Perú también como «chuponeo». «En estos días, por un teléfono han conocido conversaciones y propuestas. A mí me sorprende ese principio maquiavélico «el fin justifica los medios».

«Yo creo que tenemos -entre todos- darnos cuenta que la conciencia es algo mucho más importante que el «chuponeo», tenemos que ser un poquito más sinceros, y cada uno ponerse delante de ese espejo que es Dios y ver si algo de su conducta debe cambiar, y que nadie se ponga en el lugar de Dios», recomendó.

Ante estos momentos de dificultad, el Pastor de Lima invitó a todos los peruanos a acercarse al Señor de los Milagros que en este mes nos viene a visitar. «Ábrele tu corazón de par en par. Le pido al Señor que en este mes, realmente si vivimos momentos delicados debemos tener una respuesta que esté a la altura».

Exhortó a todos los peruanos a apoyarse en estos momentos en las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), enseñanzas que se pueden encontrar en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

«Una prudencia que te lleva a buscar el mejor camino para alcanzar el bien; una justicia, que busca dar a cada uno, lo suyo; una fortaleza que te permita resistir ante las dificultades; y una templanza que te ayude a usar las cosas materiales con medida», recordó.

También recordó las virtudes teologales. «La fe que ilumina y te dice, cree; la esperanza que nos abre a saber que somos hijos de Dios; y la caridad cristiana que nos lleva siempre a buscar el amor al prójimo. Esto de pequeño se nos enseñaba, ahora con tanta tecnología nos hemos vuelto ignorantes de las cosas más elementales. Ante momentos de crisis, poner el alma ante el espejo donde te ves como eres», mencionó.

Oración por víctimas del terrorismo en Huancavelica

En otro momento del programa, el cardenal Cipriani rindió homenaje a los trece militares y dos civiles fallecidos en la emboscada terrorista en el distrito de Tintay Puncu, provincia de Taycaja, en la región de Huancavelica, por quienes elevó su oración y se comprometió en ofrecer la misa de hoy (que celebrará en España) por sus almas.

«Pondré delante de Jesús el alma de esos héroes de la paz que han muerto en una emboscada y también la de sus familiares, y compañeros heridos. Rindo homenaje a los que sirven a la patria, hay que darnos cuenta de lo que supone ese servicio que sigue siendo atacado traicioneramente por la plaga del terrorismo, debemos tener firmeza y claridad, el azote del terrorismo sigue haciendo daño y creando un dolor inmenso en las familias», señaló.

En ese sentido, conminó a los peruanos a saber responder con paz, serenidad y la firmeza necesaria.

«El Perú no puede admitir actos de violencia porque jamás conducen a nada, el alma del Pastor se siente adolorida, consternada cuando volvemos a vivir estos momentos de luto y dolor. Que sepamos reaccionar como Dios quiere, no merece el Perú ningún tipo de violencia, ni interferencia nacional ni extranjera».

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ZENIT Staff

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