CIUDAD DE MÉXICO, martes, 21 octubre 2008 (ZENIT.org–El Observador).- En el marco del VI Encuentro Mundial de las Familias (EMF), que se celebrará en Ciudad de México entre el 13 y el 18 de enero de 2009, la Pastoral Penitenciaria de la arquidiócesis de México pondrá en marcha una serie de actividades, enfocadas a fortalecer sus programas permanentes en los reclusorios del Distrito Federal.
El padre Francisco Javier Guzmán, presidente de esta pastoral que da atención espiritual y social a las personas privadas de su libertad y a sus familias, anunció una serie de actividades en los reclusorios entre el 7 y el 12 de noviembre, con la «Misión Guadalupana».
Luego, ya en el contexto del VI Encuentro Mundial de las Familias, habrá conferencias, y programas específicos con los internos y sus familias que enriquecerán la realización de este acontecimiento.
El padre Guzmán explicó que la Pastoral que está a su cargo trabaja permanentemente en 10 reclusorios para adultos, de los cuales, 2 son para mujeres y 8 para hombres. De igual modo, presta sus servicios en 7 tutelares para menores de edad. En total, hay una población de 37 mil internos.
Para atender a esta población, el arzobispado de México cuenta con más de 200 voluntarios pero son insuficientes, por lo que el sacerdote solicitó más voluntarios entre la población.
Las visitas familiares a los internos son los martes, jueves, sábados y domingos. Los voluntarios de la Pastoral penitenciaria trabajan en las cárceles de la ciudad de México los lunes, miércoles, sábados y domingos.
Al ser el arzobispado de México la sede del VI Encuentro Mundial de las Familias, el padre Francisco Javier Guzmán invitó a todas las pastorales penitenciarias a no cesar en la lucha por «rescatar la dignidad de los internos, en lo social y espiritual como hijos de Dios» y luchar «para que se alcance un cambio de vida en los internos y en sus familias», por lo que la readaptación social de estas personas debe ser una prioridad que no debe estar sujeta a negociación.
Categórico, el padre Guzmán condenó la pena de muerte, bajo cualquier circunstancia y alertó que la crisis económica mundial puede traer consigo un incremento de acciones delictivas, al ver muchas familias mermadas sus ingresos laborales.