CIUDAD DEL VATICANO, martes 21 de octubre de 2008 (ZENIT.org).-El Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, que ha llegado a su recta final, está promoviendo una «conversión pastoral», constata el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa.
«Queremos una Iglesia en estado de misión, recobrar el gusto por la Palabra para poder llevarla a otros», explicó este martes al hacer un balance sobre la andadura de la asamblea sinodal junto a periodistas en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Constatando el reducido porcentaje de católicos que practican su fe en algunos países, o el elevado número de personas que abandonan la Iglesia para unirse a otros grupos religiosos o sectas reconoció: «Haciendo más de lo mismo no vamos a dar respuesta a la gente».
«La gente quiere otras cosas y como padres de familia debemos buscar otras cosas».
Presentó algunas de las sugerencias que están surgiendo de este Sínodo, que se propone pasar de «una animación bíblica en la pastoral a una animación bíblica de toda la pastoral».
Reveló, por ejemplo, las experiencias que él mismo ha tenido en varias Jornadas Mundiales de la Juventud o en otros encuentros con jóvenes, en particular en Alemania, donde ha constatado el enorme interés que suscita la «Lectio divina».
Esta lectura meditada de la Palabra de Dios, explicó, genera un interés enorme, acercando así a la Iglesia a muchachos que no tienen familiaridad con ella.
En América Latina, siguió diciendo, comenzó hace unos tres años, un programa de «Lectio divina» para jóvenes por Internet que lleva por nombre «Lectionautas» (http://lectionautas.com) en el que hoy participan 130 mil chicos y chicas y ha tocado hasta 300 mil.
Para poder promover este programa, que es impulsado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) con el apoyo de las Sociedades Bíblicas de los Estados Unidos, se han desarrollado programas para la formación de animadores.
«Hace un año hicimos la evaluación en Guatemala y era muy bello ver a jóvenes dando ‘Lectio divina’ a dos cardenales, a obispos y sacerdotes con gran naturalidad y profundidad», reconoció.
Otro campo de «conversión pastoral» que está trayendo el Sínodo pasa por las homilías. El purpurado hondureño considero que esto es urgente.
«¿Cuánto tiempo tienen los fieles para escuchar la Palabra de Dios?», se preguntó. «Si tienen suerte, van a misa los domingos», respondió.
Y subrayó el término «suerte», pues como aclaró, en algunas zonas, como en América Central, no hay sacerdotes suficientes para que los fieles puedan acudir a la Eucaristía una vez a la semana.
«Y, la homilía, ¿es buena?», preguntó a los periodistas reconociendo que la respuesta es más bien negativa. El Sínodo, en este sentido, está impulsando mucho la formación de sacerdotes y seminaristas.
La Palabra de Dios, explicó, orienta el compromiso social de la Iglesia, pues «la Encarnación del Verbo es la muestra más grande de solidaridad. Es todo un ejemplo».
«Y a través de la Palabra se puede llegar a una humanización de una sociedad que se está deshumanizando. Vivimos una crisis enorme», reconoció, el cardenal, que es también presidente de Caritas Internationalis.
«En mayo pasado se reunieron los grandes en la FAO y la conclusión fue que no hay posibilidades de aliviar el hambre del mundo. Pero para aliviar la codicia de instituciones financiera hay trillones de dólares», recordó.
«Esto nos dice que vamos por un camino equivocado. El mercado no se ha comportado mal. El mercado no existe. Son los directores del mercado que hicieron del mercado un dios con pies de barro. Una economía basada en la especulación».
«El desarrollo es el nuevo nombre de la paz» aseguró, considerando que en América Latina las visiones ideológicas reductivas, como las de ciertas corrientes de la Teología de la Liberación, ya están superadas.
Por este motivo, dijo, el Sínodo recuerda a los laicos su responsabilidad. «Quisiera ver más laicos comprometidos en las instituciones financieras. Estas instituciones deben ser reformadas».
«Algunos católicos al entrar en la política dejan de utilizar la Biblia como su libro de cabecera y asumen el ‘Príncipe’ de Maquiavelo, según el cual el fin justifica los medios», lamentó.