CIUDAD DEL VATICANO, lunes 27 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Es necesario volver a pensar las reglas de una economía y de un sistema financiero que han olvidado poner en el centro de sus preocupaciones al hombre y al bien de toda la humanidad.
Así lo afirmó el cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio «Justicia y Paz», a los micrófonos de Radio Vaticano el pasado viernes, al término de una reunión de expertos de varios países, convocada en la Santa Sede ante la crisis financiera mundial.
Esta reunión, que tuvo lugar en el Palacio de San Calixto de Roma, estuvo dirigida por Óscar de Rojas, director de la Oficina de la ONU para la financiación al desarrollo, del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, con vistas a elaborar propuestas para la próxima reunión a nivel mundial, convocada por la ONU en Doha (Qatar) para el miércoles 29 de octubre.
Según explicó el cardenal Martino, incluso en la crisis actual, los Gobiernos deben mantener los compromisos adoptados en temas de desarrollo. Lo que hay que cambiar es «la lógica del mercado».
Esta lógica, explicó, «era hasta ahora la de la máxima ganancia, y por tanto de las más inversiones posibles dirigidas a obtener el máximo beneficio. Y esto, según la Doctrina Social de la Iglesia, es inmoral», pues el mercado «debe poder beneficiar no sólo a quien pone el capital, sino también en quien participa a la hora de hacerlo crecer, es decir, a los que trabajan».
En este sentido, añadió el purpurado, «el colapso financiero de las últimas semanas nos ha inducido a reconocernos en una única humanidad», y expresó su confianza en que «estos eventos, que seguirán teniendo efectos sobre tantas vidas, nos hagan encontrar juntos un camino común para acrecentar el bienestar de todos los pueblos».
«Todos debemos colaborar al bien de todos. Esto es la globalización: el reflejo que tienen estas crisis en todo el mundo y, por otro lado, la necesidad que se impone de solidaridad con los países más pobres», añadió.
El purpurado recordó que, aún 8 años después de la Declaración del Milenio, «demasiadas familias siguen viéndose obligadas a emigrar, siguen estando oprimidas por la pobreza absoluta y siguen viviendo en países donde la deuda les hace imposible alcanzar el acceso a los servicios básicos, incluso al agua potable».
Por Inma Álvarez