CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 29 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó este miércoles a los 20 mil fieles congregados en la Plaza de San Pedro que la Cruz sigue siendo el punto clave y primordial del mensaje cristiano, como lo fue para san Pablo.
El Papa siguió con su ciclo de catequesis con motivo del Año Paulino, y esta vez se centró en el contenido de la predicación del Apóstol, que era la experiencia del amor de Cristo en la Cruz, un anuncio -el de Dios encarnado en Cristo muerto y resucitado- que, afirma el Papa, «en la cultura antigua no parecía tener espacio».
«La Cruz, por todo lo que representa y también por el mensaje teológico que contiene, es escándalo y necedad», afirmó el Papa.
«Si para los judíos el motivo de rechazo de la Cruz se encuentra en la Revelación, es decir, en la fidelidad al Dios de sus padres, para los griegos, es decir, los paganos, el criterio de juicio para oponerse a la Cruz es la razón».
Para los judíos, la Cruz era un «escándalo», es decir, «trampa o piedra de tropiezo: parece obstaculizar la fe del pío israelita», mientras que para los griegos «ya era inaceptable que Dios se hiciera hombre, sumergiéndose en todos los límites del espacio y del tiempo. ¡Por tanto era decididamente inconcebible creer que un Dios pudiera acabar en una Cruz!».
Esta mentalidad «no es muy distinta del mundo actual», pero sin embargo, «a siglos de distancia de Pablo, vemos que ha vencido la Cruz y no la sabiduría que se opone a Cruz».
«El ‘escándalo’ y la ‘necedad’ de la Cruz están precisamente en el hecho que ahí donde parece haber solo fracaso, dolor, derrota, precisamente allí está todo el poder del Amor ilimitado de Dios, porque la Cruz es expresión de amor y el amor es el verdadero poder que se revela precisamente en esta aparente debilidad», añadió el obispo de Roma.
Al haber experimentado este amor en su propia persona, la Cruz pasó a ser para Pablo «la razón de su vida y el motivo de su predicación», explicó el pontífice.
El «evangelio de la gracia» se convirtió así, añadió, «en la única forma de entender la Cruz, el criterio no sólo de su nueva existencia, sino también la respuesta a sus interlocutores».
Para san Pablo, reveló el Papa, «la Cruz tiene un primado fundamental en la historia de la humanidad; representa el punto principal de su teología, porque decir Cruz quiere decir salvación como gracia dada a toda criatura».
Este anuncio paulino, concluyó Benedicto , el «relevante» para los cristianos hoy. «También nosotros debemos entrar en este «ministerio de la reconciliación», que supone siempre la renuncia a la propia superioridad y la elección de la necedad del amor».
«San Pablo ha renunciado a su propia vida dándose totalmente a sí mismo para el ministerio de la reconciliación, de la Cruz que es salvación para todos nosotros. Y esto debemos saber hacer también nosotros», añadió.
«Debemos formar nuestra vida sobre esta verdadera sabiduría: no vivir para nosotros mismos, sino vivir en la fe en ese Dios del que todos podemos decir: ‘Me ha amado y se ha dado a sí mismo por mí'».
Por Inma Álvarez