ROMA, lunes 3 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- No existe incompatibilidad entre la teoría científica de la evolución y la afirmación cristiana de la creación. Así lo afirmó el pasado viernes el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, durante la asamblea plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias, que concluirá mañana, 4 de noviembre en Roma.
El purpurado explicó que no existe contraposición entre evolucionismo y creencia en la Creación, sino más bien «un conflicto entre dos concepciones diversas del hombre y de su racionalidad, entre la visión cristiana y un racionalismo que pretende reducir al hombre a su dimensión biológica».
Citando diversas intervenciones del cardenal Joseph Ratzinger antes y después de su elección como Papa, el cardenal Schönborn explicó que «existen muchas pruebas a favor de una evolución».
Sin embargo, puntualizó el prelado dominico, «aun enriqueciendo nuestro conocimiento de la vida, esta teoría no responde a la gran pregunta filosófica: ¿De dónde viene todo y cómo ese todo toma un camino hasta llegar al hombre?».
Por tanto, se trata de descubrir «que existe una idea precedente, que el hombre no es fruto del caos, sino que ‘ha sido pensado’, ‘querido’ y amado» por el Creador.
En el mismo sentido, el Canciller de la Academia Pontificia para las Ciencias, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, explicó en unas declaraciones a Radio Vaticano que lejos de contradecirse, la teoría de la evolución está mas cercana al relato bíblico de la creación que otras hipótesis sobre el origen del mundo.
«Pensando en el hecho que la Biblia nos presenta a un Dios que creó el mundo en siete días, se introduce la idea de una creación progresiva. En este sentido, está más cercana que por ejemplo las teorías de los antiguos griegos, que pensaban en un mundo eterno y cíclico», explicó.
La cuestión no se plantea con la teoría de la evolución en sí, añadió, sino con «filosofías que se apoyan en el evolucionismo y que son materialistas, que dicen que sólo existe la materia. Pero esto no es ciencia, sino filosofía».
«Se utilizan teorías científicas para hacer interpretaciones filosóficas, o si se quiere, ateas, afirmando que todo es caos. Pero repito, esta es una opinión filosófica que, a decir verdad, no pertenece a los grandes científicos, de los que casi todos son creyentes», aseveró.
Según monseñor Sánchez Sorondo, la Iglesia «está abierta a lo que diga la ciencia. Es más, le interesa muchísimo, porque habla de la naturaleza. La Iglesia siempre ha creído que la naturaleza ha sido creada por Dios, y los hombres formamos parte de la naturaleza», concluyó.