Líder protestante ve positivamente la catequesis del Papa sobre la justificación

Declaraciones del jefe de la Iglesia Evangélica Luterana en Italia Holger Milkau

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ROMA, jueves 20 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- La catequesis que ofreció este miércoles Benedicto XVI sobre la justificación, en la que analizó la teología de Martín Lutero, ha suscitado comentarios positivos por parte de hijos de la Reforma que él fundó.

El decano de la Iglesia Evangélica Luterana en Italia, Holger Milkau, ha confesado: «siempre es un gusto escuchar al Papa hablar de Lutero, sobre todo si afronta argumentos que se comparten».

El pontífice dedicó la audiencia general a la doctrina sobre la justificación, tema central en la enseñanza de san Pablo.

«Cristo nos hace justos», dijo el Papa. «Ser justo quiere simplemente decir estar con Cristo y en Cristo. Esto basta. No hacen falta otras observancias».

Milkau aprueba este enunciado del pontífice, aplaudiendo también la interpretación que hizo de uno de los puntos centrales de la doctrina de Martí Lutero (1483-1546): la doctrina de la «justificación por la fe».

Lutero, interpretando la carta a los Romanos, se convenció de que el cristiano se salvaría «sólo por la fe» y no por las «obras» que realiza.

Benedicto XVI explicó que «la expresión ‘sola fe’ de Lutero es verdadera, si no se opone a la fe y a la caridad, al amor».

Según el decano luterano, «para los protestantes no hay problema a la hora de afirmar que el ágape es realización en la comunión con Cristo».

Ahora bien, siguiendo sus propias fuentes teológicas, Milkau propone con una visión protestante ampliar «esta reflexión también al problema de la iglesia. Las palabras del Papa podrían también significar que para estar en Cristo no hace falta pertenecer a la misma iglesia, pues el ágape es el elemento esencial de la comunión con Cristo».

Y sigue diciendo: «la justificación por la e y no por las obras ha sido acogida y aceptada ya como base del credo cristiano. El Papa, sin embargo, ha expresado un ‘si’, y no podía ser de otro modo. Este ‘si’ lo ve en el peligro del libertinaje que niega Pablo y, con él, también Lutero. La fe tiene que tener una consecuencia, que, según los luteranos, se expresa en el compromiso por la libertad del prójimo, compromiso a veces difícil y lleno de sufrimiento».

«Desde nuestro punto de vista –dice Milkau–, no es por tanto suficiente definir por decreto lo que es bueno y condenar lo que no lo es. Por el contrario, hay que incentivar la capacidad de juicio para ser cada vez más autónomos y responsables, pero al mismo tiempo conscientes de ser falibles también en el amor. ‘Sola fide’ no significa no fiarse de los propios poderes, sino esperar todo de Dios».

El 31 de octubre de 1999 se firmó la Declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación entre la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial, que superaba desde el punto de vista doctrina una de las causas fundamentales que provocó la separación de Lutero.

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ZENIT Staff

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