Chile: Día de oración por la Iglesia perseguida

En particular, por China

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SANTIAGO, viernes, 21 noviembre 2008 (ZENIT.org).-Este domingo 23 de noviembre la Iglesia celebra en Chile el Día internacional de oración por la Iglesia perseguida. Un momento oportuno para unirnos a cristianos que, en diversas latitudes, son perseguidos, amenazados y discriminados.

En más de 60 países se registran –hasta el día de hoy.. ataques a la libertad religiosa. Es difícil mantenerse impávido ante este dato, tan actual como impactante, entregado por el «Informe 2008 sobre la Libertad Religiosa en el Mundo» entregado por Ayuda a la Iglesia que sufre (AIS).

Para orar por todos aquellos que en cada uno de esos 60 países, arriesgan a diario su vida por intentar profesar libremente su fe, es que por tercer año consecutivo la Iglesia en Chile dedicará el penúltimo domingo de noviembre a la oración por la Iglesia perseguida en el mundo.

En Santiago, se celebrará el próximo domingo 23 de noviembre una solemne Eucaristía a las 12:00 horas, en el Santuario Nacional de Maipú, lugar de honor para nuestra patrona, Virgen del Carmen. La Misa, que será presidida por el Padre Joaquín Alliende Luco, recientemente nominado por la Santa Sede presidente internacional de AIS, tendrá como novedad la incorporación al ritual de un cirio rojo, símbolo del dolor de los testigos de la fe.

Junto con ello, desde hace un tiempo se han repartido en todo Chile las estampas con la oración por la Iglesia perseguida y a Nuestra Señora de Sheshan, patrona de China, para que todos los fieles puedan llevarla a sus casas.

«Este año se reza especialmente por la situación de los obispos y fieles católicos en China. Tras los Juegos Olímpicos, ha quedado en evidencia la poca tolerancia del país frente al riesgo que significó el ingreso de turistas y atletas extranjeros con material religioso. El derecho a la libertad religiosa ‘protegido’ por su Constitución y legislación, no se detiene en simples restricciones a la distribución de Biblias o libros religiosos», explica un comunicado emitido por Ayuda a la Iglesia que sufre.

«En el caso de China y otros países, hay católicos que pierden el trabajo por ser bautizados –denuncia la institución de ayuda–; familias que son excluidas de los servicios básicos de salud y educación por su fe en Cristo o por bautizar a sus hijos. Por ellos, ya sea estés en la playa, campo o en el mismo Santuario Nacional de Maipú, es importante que nos apoyes en este rezo y que oremos juntos por todos esos hermanos que viven una realidad tan distinta a la nuestra».

En el 2006, la Conferencia Episcopal de Chile acordó dedicar la penúltima dominica de noviembre de cada año a orar por esta causa. Esto es una acción pastoral de los obispos del país, que busca entregar a los fieles la información actualizada de la realidad de la persecución y hostigamiento a los cristianos en el mundo. Y en consecuencia, conmover el corazón de los católicos en Chile a orar, para que a pesar de las dificultades, ellos permanezcan fieles a Cristo, para que cese la persecución y también por la conversión de los perseguidores.

Según AIS, las persecuciones más sangrientas contra el cristianismo en 2.000 años fueron las del siglo XX: en cien años, el número de personas que perdieron la vida por su fe superó a todas las víctimas de los 19 siglos anteriores.

Un drama de actualidad en Asia

«En muchos países, como India y Pakistán, los católicos son perseguidos, encarcelados, puestos bajo arresto domiciliario o sufren la confiscación de sus bienes. Y a pesar de todos estos males se mantienen en pie y defienden su Fe sin dar tregua a sus perseguidores», dice la institución.

«En la India –añade–, en el distrito de Kandhamal región Orissa, la persecución a los cristianos es violenta y constante. Los cristianos son tratados como ciudadanos de segunda clase y de la casta más baja. Ellos se sienten desprotegidos. Los sacerdotes, para no comprometer a las familias cristianas, han debido refugiarse en los bosques».

Según denuncia el Consejo de las Iglesias de India (All India Christian Council), sólo en Orissa han sido asesinados ya 37 cristianos; más de 4.000 casas han sido quemadas, y cerca de 50.000 fieles han huido a los campos o a refugiarse en la selva.

Los principales objetivos de los radicales opositores al cristianismo, denuncia el Consejo, son los sacerdotes, las monjas y sus familias, que incluso deben esconder su identidad en los campos de refugiados para no ser detectados por la policía y por los extremistas.

En un comunicado, difundido por la agencia AsiaNews el pasado viernes 26 de septiembre, el cardenal Varkey Vithayathil, presidente de la Conferencia Episcopal India, en nombre de todos los prelados del país, acusó formalmente a los grupos radicales hindúes de la tragedia, y pidió que estos grupos sean ilegalizados.

«Personas inocentes han sido asesinadas, mujeres violadas, iglesias y lugares religiosos profanados, casas de cristianos han sido destruidas en Kandhamal y en otros distritos de Orissa», acusó el cardenal. Además, añade, la Iglesia católica «ha jugado siempre un papel activo a la hora de promover el diálogo interreligioso y la armonía».

«Si alguno considera los sufrimientos de los cristianos como una debilidad, se equivoca. Queremos recordar a todos que somos ciudadanos de esta gran nación y que continuamos contribuyendo mucho al crecimiento y al desarrollo de esta nación».

En Pakistán, los cristianos viven atemorizados y en constante amenaza, pues son considerados el estrato social más bajo, son perseguidos, explotados laboralmente y discriminados; en una nación con más del 95 por ciento de musulmanes. Pese a todas las dificultades aún vive la esperanza.

Los paquistaníes que profesan la fe en Cristo están «orgullosos y contentos de ser cristianos» pues entienden su Fe como «un don y una gran bendición», aunque su vida esté marcada por «el dolor, el miedo y la frustración».

«De los primeros cristianos sabemos que la persecución y la opresión fueron decisivas a la hora de difundir y profundizar en la Fe, y ésa es también nuestra experiencia en Pakistán», precisa el padre Emmanuel Asi, secretario de la Comisión Bíblica Católica de ese país.

Además, destaca como positivo el efecto del testimonio de los cristianos en los musulmanes, pues éstos perciben que «los cristianos son diferentes». Las mujeres, por ejemplo, se sienten atraídas por la «libertad y alegría» que irradian las cristianas, porque «pueden acudir junto a los hombres a la iglesia» y «pueden cantar en el coro».

La presencia de las religiosas representa un «extraordinario testimonio» y que a muchas niñas musulmanas les gustaría ir a un colegio católico. La Iglesia en Pakistán promueve la formación de la mujer y organiza numerosos grupos femeninos que, a su vez, invitan a mujeres musulmanas.

 

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ZENIT Staff

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