CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 12 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Las extraordinarias promesas y peligros que en las últimas dos décadas ha abierto la biomedicina han sido analizados de manera global por un nuevo documento de carácter doctrinal emitido este viernes por la Santa Sede.
Se trata de la instrucción «Dignitas personae sobre algunas cuestiones de bioética», publicada por la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, documento de 33 páginas.
Como ilustró en la rueda de prensa de presentación el secretario de ese dicasterio vaticano, el arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.I., el texto actualiza las enseñanzas de la instrucción «Donum vitae» (22 de febrero de 1987), escrita en un contexto totalmente distinto.
La instrucción ha sido aprobada expresamente por Benedicto XVI, de manera que goza de la autoridad propia del magisterio ordinario del Sumo Pontífice, motivo por el cual, como explica en el número 37, debe ser acogida «con asentimiento religioso» por parte de los católicos.
Dos principios
Toda la instrucción se basa sobre dos principios fundamentales.
Según el primero, «el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción» (n. 4).
En segundo lugar, la instrucción explica que el origen de la vida humana «tiene su auténtico contexto en el matrimonio y la familia, donde es generada por medio de un acto que expresa el amor recíproco entre el hombre y la mujer» (n. 6).
A la luz de estos dos principios, el documento ofrece criterios éticos sobre diferentes prácticas que hoy día se han hecho frecuentes. Éstas son algunas.
Técnicas de asistencia a la fertilidad
La instrucción considera estas técnicas son lícitas cuando respetan «el derecho a la vida y a la integridad física de cada ser humano», así como «la unidad del matrimonio» y el acto de procreación conyugal. Alienta las ayudas para remover los obstáculos que impiden la fertilidad natural y alienta la adopción de los numerosos niños huérfanos.
Confirma el juicio ético negativo sobre la fecundación «in vitro» y constata el aumento de los peligros que ahora implica esta práctica, pues el número de embriones sacrificados es altísimo (el 80% en los centros más importantes, según dice la nota 27).
El congelamiento de embriones y óvulos
El congelamiento de embriones es incompatible con el respeto debido a los embriones humanos por estos motivos y todas las respuestas a la pregunta sobre qué hacer con los embriones ya congelados plantean diferentes problemas reconoce el documento.
La reducción embrionaria es aborto
Dado que algunas técnicas de procreación artificial han dado lugar a un aumento significativo del porcentaje de embarazos múltiples, desde hace tiempo se aplica la reducción embrionaria, que elimina embriones o fetos en el seno materno para reducir su número.
«Desde el punto de vista ético, la reducción embrionaria es un aborto intencional selectivo», dice el número 21.
Clonación humana
La clonación humana es «intrínsecamente ilícita» afirma, pues «se propone dar origen a un nuevo ser humano sin conexión con el acto de recíproca donación entre dos cónyuges y, más radicalmente, sin ningún vínculo con la sexualidad» (n. 28).
Por lo que se refiere a la clonación terapéutica precisa que «producir embriones con el propósito de destruirlos, aunque sea para ayudar a los enfermos, es totalmente incompatible con la dignidad humana, porque reduce la existencia de un ser humano, incluso en estado embrionario, a la categoría de instrumento que se usa y destruye» (n. 30).
Células troncales
La valoración ética depende sobre todo los métodos de recolección de células troncales.
«Se deben considerar lícitos los métodos que no procuran grave daño al sujeto del que se extraen. Esta condición se verifica generalmente en el caso de: a) extracción de células de tejidos de un organismo adulto; b) de la sangre del cordón umbilical en el momento del parto; c) de los tejidos de fetos muertos de muerte natural» (n. 32).
Sin embargo, considera «gravemente ilícita» la «extracción de células troncales del embrión humano viviente» pues «causa inevitablemente su destrucción. En este caso la investigación «no se pone verdaderamente al servicio de la humanidad, pues implica la supresión de vidas humanas» (n. 32).
Embriones híbridos
El documento considera una ofensa a la dignidad del ser humano los recientes experimentos por los que se han utilizado óvulos de animales para la reprogramación de los núcleos de las células somáticas humanas con el fin de extraer células troncales embrionarias de los embriones resultantes, sin tener que recurrir a la utilización de óvulos humanos (n. 33).
Utilización de vacunas de origen ilícito
El documento considera ilícito el uso de productos, incluso vacunas, en cuya elaboración se ha utilizado «material biológico» ilícito, como el que resulta de la eliminación de embriones humanos o abortos.
En este marco, general, sin embargo, existen diferentes grados de responsabilidad. Así, por ejemplo, dice el número 35, el peligro para la salud de los niños podría autorizar a sus padres a utilizar una vacuna elaborada con líneas celulares de origen ilícito, quedando en pie el deber de expresar su desacuerdo al respecto y de pedir que los sistemas sanitarios pongan a disposición otros tipos de vacunas».