Análisis y propuestas de Benedicto XVI ante la crisis económica

Presentadas en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz

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 CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- La obsesión de los agentes financieros por lograr elevadísimas ganancias a corto plazo es algo peligroso para todos, comenzando por los mismos interesados, denuncia Benedicto XVI.

El Papa ha hecho un análisis del papel de la finanza en el actual panorama económico en el mensaje escrito con motivo de la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2009) que en esta ocasión lleva por tema: «Combatir la pobreza, construir la paz» y que es publicado en una crisis financiera y económica global sin precedentes.

La crisis

«Una finanza restringida al corto o cortísimo plazo llega a ser peligrosa para todos, también para quien logra beneficiarse de ella durante las fases de euforia financiera», advierte el Santo Padre.

Benedicto XVI, quien considera que el combate de la pobreza debe tener en cuenta necesariamente el contexto de la globalización, no condena la finanza, es más, le atribuye un papel importante para la promoción del desarrollo.

«La función objetivamente más importante de las finanzas, el sostener a largo plazo la posibilidad de inversiones y, por tanto, el desarrollo, se manifiesta hoy muy frágil: se resiente de los efectos negativos de un sistema de intercambios financieros –en el plano nacional y global– basado en una lógica a muy corto plazo, que busca el incremento del valor de las actividades financieras y se concentra en la gestión técnica de las diversas formas de riesgo».

Según el Papa, «la reciente crisis demuestra también que la actividad financiera está guiada a veces por criterios meramente autorrefenciales, sin consideración del bien común a largo plazo».

«La reducción de los objetivos de los operadores financieros globales a un brevísimo plazo de tiempo reduce la capacidad de las finanzas para desempeñar su función de puente entre el presente y el futuro, con vistas a sostener la creación de nuevas oportunidades de producción y de trabajo a largo plazo».

Propuestas

En este contexto, el Papa considera que es necesario un «marco jurídico eficaz para la economía» que permita «a la comunidad internacional, y en particular a los países pobres, descubrir y poner en práctica soluciones coordinadas para afrontar dichos problemas».

El Santo Padre exige «también incentivos para crear instituciones eficientes y participativas, así como ayudas para luchar contra la criminalidad y promover una cultura de la legalidad».

Ahora bien, Benedicto XVI alerta ante «las políticas marcadamente asistencialistas» por considerar que es innegable que «están en el origen de muchos fracasos en la ayuda a los países pobres».

El Papa considera que en esta búsqueda de soluciones es importante tener en cuenta el justo y necesario valor del beneficio, incluso en la «lucha contra el hambre y la pobreza absoluta».

«Desde este punto de vista, no hay que hacerse ilusiones pensando que una política de pura redistribución de la riqueza existente resuelva el problema de manera definitiva».

En efecto, señala, «el valor de la riqueza en una economía moderna depende de manera determinante de la capacidad de crear rédito presente y futuro».

Por eso, asegura, «la creación de valor resulta un vínculo ineludible, que se debe tener en cuenta si se quiere luchar de modo eficaz y duradero contra la pobreza material».

Una cuestión de valores

En la primera jornada de trabajos del último Sínodo de los Obispos (Cf. Zenit, 6 de octubre de 2008), el Papa habló de la crisis, en particular, del derrumbe de grandes bancos.

«Sobre la arena construye quien construye sólo sobre las cosas visibles y tangibles, sobre el éxito, sobre la carrera, sobre el dinero. Aparentemente estas son las verdaderas realidades. Pero todo esto un día pasará», aseguró

«Quien construye la vida sobre estas realidades, sobre la materia, sobre el éxito, sobre todo lo que parece ser, construye sobre arena», advirtió.

El mensaje de Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de la Paz fue presentado por el cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, como un «aperitivo» de la próxima encíclica social que debería ver la luz a inicios de 2009.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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