CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 18 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI quiere que la vida de la Iglesia, y en particular de la Santa Sede, esté presente en audio, texto y vídeo en Internet.
Fue uno de los consejos y peticiones que dejó este jueves a los directivos y dependientes del Centro Televisivo Vaticano (CTV) al recibirles junto a sus familiares en audiencia con motivo de sus 25 años de fundación.
«Hoy se habla justamente de ‘convergencia’ entre los diferentes medios de comunicación», reconoció el pontífice en el discurso que les dirigió.
«Las fronteras entre uno y otro se esfuman y las sinergias aumentan. Los instrumentos de la comunicación social al servicio de la Santa Sede también experimentan naturalmente esta evolución y se tienen que integrar consciente y activamente», afirmó.
El Santo Padre reconoció que la colaboración entre el CTV y Radio Vaticano siempre ha sido muy cercana, y «ha ido creciendo, pues en las transmisiones la imagen no puede ser separada del sonido».
De hecho, el CTV y la Radio Vaticana tienen ahora el mismo director, el padre Federico Lombardi, S.I., quien además es director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
«Pero hoy Internet llama a una integración cada vez mayor de la comunicación escrita, sonora y visual, y lanza un desafío a ampliar e intensificar las formas de colaboración entre los medios de comunicación que están al servicio de la Santa Sede», afirmó el Santo Padre.
En este sentido, el Papa subrayó la importancia de la «relación positiva con el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, con el que os aliento a desarrollar iniciativas y profundizaciones fecundas». En estos momentos el presidente de ese Consejo vaticano es el arzobispo Claudio Maria Celli.
En sus palabras de saludo al Papa, el padre Lombardi explicó que el CTV «es una realidad de pequeñas dimensiones, pero con una gran misión», indicada por su estatuto: «contribuir al anuncio universal del Evangelio, documentando con las imágenes televisivas el ministerio pastoral del Sumo Pontífice y las actividades de la Sede Apostólica» (Estatuto, 1 de junio de 1998).
El centro, aclaró su director, no es «una estación de televisión con una programación propia, sino un centro de producción que graba y pone a disposición de las televisiones de todo el mundo las imágenes de la actividad del Santo Padre en directo o grabadas, según los casos».
De este modo, dijo, cuando en la pequeña pantalla de casa aparecen las imágenes del Papa en el Vaticano, «aunque uno esté viendo el canal del propio país «ya sea la RAI, o la Bayerische Rundfunk o la CNN, casi en la totalidad de los casos en el origen estamos nosotros, aunque esto no se dice casi nunca».
En un año, el CTV transmite en directo unos 230 acontecimientos y archiva unas dos mil horas de grabación.
El padre Lombardi agradeció la disponibilidad del Santo Padre para dejarse grabar por las cámaras del CTV en sus actividades.
«Nuestro ojo no es indiscreto –aseguró–; la imagen que difundimos quiere estar siempre al servicio coherente de su mensaje, responder a la expectativa de innumerables personas que desean escucharle y ver sus gestos, la expresión intensa, paternal y gentil de su rostro, mientras reza y mientras nos dirige la palabra. Personas que piden ser confirmadas en la fe, alentadas en su camino».