CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI urge al Reino Unido a ser un punto de referencia para los líderes mundiales y a no olvidar a los pobres en la cumbre del G8 prevista esta semana en Londres, en un intercambio de cartas entre el Papa y el Primer Ministro Gordon Brown, dada a conocer ayer por la Santa Sede.
El Papa quiso hablar en nombre de aquellos “cuya voz tiene menos fuerza en la escena política”, pero que “sufren más los dañinos efectos de la una crisis de la que no son responsables”.
El Santo Padre se refirió particularmente a la situación de África, señalando que acaba de volver de un viaje apostólico al continente, en el que “he tenido la oportunidad de ver de primera mano la realidad de la pobreza extrema y la marginación, que la crisis amenaza con agravar de forma dramática”.
Señaló también que el G-20, que representa a los estados que suman el 90% de la producción mundial y el 80% del comercio mundial, sólo incluye una nación del África Subsahariana.
“Esta situación debería provocar una reflexión profunda entre los participantes en la cumbre”, afirmó. En este sentido, exhortó a recurrir a organizaciones como las Naciones Unidas, “para poder escuchar las voces de todos los países y asegurar así que las medidas y los pasos a dar adoptados en los encuentros de G-20 son compartidos por todos”.
Creer en las personas
Benedicto XVI afirmó también que otra de las cuestiones sobre las que los líderes reunidos deberían reflexionar es sobre la causa de la crisis económica.
“Las crisis financieras se desencadenan cuando -en parte debido a la falta de una conducta ética correcta- los que trabajan en el sector económico pierden la confianza en su modo de funcionamiento y en sus sistemas financieros”, sostuvo. “Sin embargo, las finanzas, el comercio y los sistemas de producción son creaciones humanas contingentes que, en caso de que se conviertan en objetos de fe ciega, llevan dentro de sí las raíces de su propio fracaso”.
“La única base sólida y verdadera es la fe en la persona humana. Por esta razón, todas las medidas propuestas para frenar esta crisis debe tratar, en última instancia, de ofrecer seguridad a las familias y estabilidad a los trabajadores y, a través de adecuadas regulaciones y controles, de restablecer la ética en el mundo de las finanzas”.
Además, declaró el Papa, la crisis actual no puede traer una “drástica reducción o cancelación de programas de ayuda exterior, especialmente para África y para los países menos desarrollados en otros lugares”.
“Las ayudas al desarrollo, incluyendo las condiciones comerciales y financieras favorables para los países menos desarrollados, así como la cancelación de la deuda externa de los países más pobres y endeudados, no han sido la causa de la crisis y, por justicia fundamental, no deberían ser sus víctimas”, afirmó.
“La fe positiva en la persona humana, y sobre todo la fe en los más pobres hombres y mujeres -de África y otras regiones del mundo afectadas por la extrema pobreza- es necesaria si queremos realmente superar la crisis, de una vez por todas, sin dar la espalda a ninguna región, y si estamos definitivamente dispuestos a evitar que se repita una situación similar a la que nos encontramos hoy”, añadió el Santo Padre.
Dispuestos a ayudar
En su respuesta a la carta del Papa, el Primer Ministro Gordon Brown aseguró la buena voluntad de su país para ayudar a los pobres, y afirmó que “es vital que los países ricos mantengan sus promesas de ayuda, incluso en estos tiempos”.
Brown señaló cuatro objetivos para la cumbre: además de ayudar a los pobres, apuntó también a la necesidad de apoyar los esfuerzos para afrontar el cambio climático, así como revitalizar el comercio internacional, así como un acuerdo “sobre las medidas que mejor regulen los bancos y los fondos, y regular el sistema bancario oculto”.
“Este es un momento decisivo para la economía mundial”, concluyó Brown. “Tenemos que tomar una decisión. Se puede dejar que la recesión siga su curso, o podemos resolver como una comunidad mundial unida, apoyando a millones de personas que luchan en estos momentos difíciles, para luchar contra esta recesión mundial que está afectando a tantas personas en todos los continentes. Espero que los líderes del mundo pueden unirse para hacer frente a este desafío”.
Sentido religioso
Brown se refirió a la carta del Papa al afirmar más tarde, en un discurso en la catedral londinense de San Pablo, que “los mercados necesitan moral”.
En un discurso lleno de inesperadas alusiones religiosas, el Primer Ministro afirmó que los creyentes de cierto tipo de credos comparten un sentido moral que indica el camino para hacer frente a la crisis.
Afirmó que los cristianos “no dicen que las personas deberían reducirse simplemente a lo que pueden producir o pueden. Y cuando el judaísmo habla del amor al prójimo como a uno mismo. Y cuando los musulmanes dicen que nadie puede ser creyente hasta que no desee para su hermano lo que él desea para sí mismo”.
«Cuando los budistas mandan no herir a los demás con un trato que uno encontraría hiriente… Todos y cada uno de ellos reflejan el sentimiento de que todos compartimos el dolor de los demás, y la creencia en algo más grande que nosotros mismos – que no podemos quedarnos satisfechos mientras que otros se enfrentan a la desesperación”.
[Por Karna Swanson, traducción del Inglés por Inma Álvarez]