CIUDAD DEL VATICANO, viernes 3 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Decenas de banderas de Polonia ondeaban en la Plaza de San Pedro en el atardecer de ayer jueves, donde un gran número de polacos se reunió para conmemorar los cuatro años de muerte de Juan Pablo II.
Los compatriotas del Pontífice mostraron también su agradecimiento hacia el Papa Benedicto XVI, quien durante su homilía en la misa de aniversario, celebrada en la Basílica de San Pedro a las 6 de la tarde, los saludó de manera especial y les dirigió algunas palabras en su idioma.
“Quisiera saludar a los polacos, de modo particular a la juventud polaca. En el cuarto aniversario de la muerte de Juan Pablo II acoged su llamamiento: “No tengáis miedo de confiaros a Cristo. Él os guiará, os dará la fuerza para seguirlo cada día y en cada situación”, dijo el Santo Padre.
Algunos residen en Italia. Muchos vienen anualmente desde Polonia para conmemorar este aniversario por medio de una vigilia de oración que se está convirtiendo ya en una tradición, en la que recuerdan aquel 2 de abril de 2005, cuando a las 9:37 de la noche Juan Pablo II fue llamado a la Casa del Padre.
Los fieles comenzaron a reunirse desde las 7:30, de la tarde, al terminar la misa en San Pedro. En medio del atardecer primaveral romano, empezaron a encender las velas y a formar con ellas el nombre del pontífice en polaco “Jan Paweł II”.
Con globos de los colores de la bandera de Polonia – blanco y rojo – entonaban cantos en su idioma, entre ellos, una traducción de “Pescador de hombres”, una de las preferidas del Pontífice.
“En Polonia hay muchas familias que cada dos de abril, justo en la hora exacta de su muerte encienden una vela para recordar a Juan Pablo II”, dijo a Zenit la hermana Aneta, una de las tantas polacas que se encontraba a esa hora en la plaza.
“Nosotros continuamos amando a Juan Pablo II porque era un hombre verdaderamente increíble. El ha transformado tantos corazones, así como subrayó el Papa Benedicto hoy en su homilía”, dijo a Zenit el polaco Lukas Barlinska.
“Muchos jóvenes que lo seguían se convertían. Esta energía es la fuerza espiritual que él tenía. Incluso cuando era viejo. Espiritualmente siempre permanecían entre los jóvenes”, subrayó Lukas.
Un testimonio que continúa vivo
Miles de personas provenientes de todo el mundo comenzaron también a unirse a esta celebración, una vez terminada la misa, a la cual eran invitados de manera especial los jóvenes.
“Todavía vive dentro de mí el recuerdo de Juan Pablo II porque ha sido una persona de referencia importante para mi crecimiento humano y cristiano”, dijo a Zenit Pasquale, quien participó de la misa junto con decenas de jóvenes del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo de Roma.
De otro lado, Hannah Wolkwitz, de 18 años, procedente de Connecticut en Estados Unidos, recordó el testimonio del Pontífice: “Juan Pablo II enfrentó al mundo en una época de muchos problemas. El enseñó al mundo qué significan el amor y el perdón. Aún en el momento de su muerte, Juan Pablo II logró congregar a mucha gente a pesar de su procedencia religiosa”.
En la misa participaron también decenas de jóvenes procedentes de Madrid que recibirán el próximo domingo la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud.
“Este Papa me dejado sobretodo el ejemplo de la persistencia, luchar hasta el final. El nos demostró que el sufrimiento tiene un significado, es algo por lo que te empiezas a santificar”, aseguró Nacho, uno de los miembros de la delegación española.
Durante la vigilia, la hermana Aneta Rakitic recordó el día de la muerte del Pontífice, cuando ella se encontraba presente en la Plaza de San Pedro en medio de decenas de miles de fieles que rezaban el rosario al unísono en el momento de su tránsito: “Había muchísimos jóvenes que desde el jueves anterior estaban en vigilia y oraban día y noche. Todos estábamos unidos y esperábamos qué iba a ocurrir. Hoy recuerdo las palabras que él nos dirigió antes de morir: Soy feliz, sedlo también vosotros”, aseguró.
[Por Carmen Elena Villa]