CIUDAD DEL VATICANO, lunes 6 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI está convencido de que la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid en 2011, renovará la fe entre los millones de jóvenes que participarán en ella.
Así lo explicó al recibir este lunes a unos siete mil jóvenes peregrinos procedentes de la capital española que, junto a su arzobispo, el cardenal Antonio María Rouco Varela, llenaron el Aula Pablo VI del Vaticano.
El encuentro tuvo lugar después de que los chicos madrileños recibieran en la Plaza de San Pedro, de manos de sus coetáneos australianos, la Cruz de los jóvenes, que este Viernes Santo recorrerá las calles de la capital y en los próximos años otras ciudades españolas.
«La preparación de la Jornada Mundial de la Juventud, cuyos trabajos habéis comenzado con mucha ilusión y entrega, serán recompensados con el fruto que pretenden estas Jornadas: renovar y fortalecer la experiencia del encuentro con Cristo muerto y resucitado por nosotros», aseguró el Papa en el discurso que dirigió a los jóvenes en español.
«Id tras las huellas de Cristo –les recomendó el Santo Padre a los chicos y chicas que participaron en una fiesta de fe–. Él es vuestra meta, vuestro camino y también vuestro premio».
Recordando el tema que ha escogido para la Jornada de Madrid, «arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (Col 2,7), el Papa aseguró que «la vida es un camino, ciertamente. Pero no es un camino incierto y sin destino fijo, sino que conduce a Cristo, meta de la vida humana y de la historia».
«Por este camino llegaréis a encontraros con Aquel que, entregando su vida por amor, os abre las puertas de la vida eterna».
«Os invito, pues, a formaros en la fe que da sentido a vuestra vida y a fortalecer vuestras convicciones, para poder así permanecer firmes en las dificultades de cada día».
El Papa exhortó, además, a que, «en el camino hacia Cristo, sepáis atraer a vuestros jóvenes amigos, compañeros de estudio y de trabajo, para que también ellos lo conozcan y lo confiesen como Señor de sus vidas».
«Los jóvenes de hoy necesitan descubrir la vida nueva que viene de Dios, saciarse de la verdad que tiene su fuente en Cristo muerto y resucitado y que la Iglesia ha recibido como un tesoro para todos los hombres», concluyó el Papa.