ROMA, martes 7 de abril de 2009 (ZENIT.org).- «De un solo golpe, una destrucción muy grave. No hay una sola casa que se haya librado de los derrumbamientos», es la primera impresión de la tragedia de los Abruzzos de monseñor Vittorio Nozza, director de Cáritas italiana.
Monseñor Nozza había llegado en la mañana de este martes a L’Aquila, ciudad cercana al epicentro del terremoto que sacudió Italia la madrugada del pasado lunes. El director se ha entrevistado con el obispo diocesano, monseñor Giuseppe Molinari, y con el responsable de la Cáritas regional, Alberto Conti.
En una primera reunión operativa, cuyo contenido ha podido conocer ZENIT, monseñor Nozza explicó que se ha decidido encontrar uno por uno a los párrocos de la zona, «para escuchar de primera mano cuáles son las necesidades más urgentes».
Se ha acordado «dividir el territorio afectado en siete áreas para facilitar una intervención homogénea de asistencia». Está previsto constituir en breve, en una de las parroquias, un centro de coordinación de Cáritas italiana y diocesana, que trabajen no sólo durante la emergencia, sino pensando también, a largo plazo, en la reconstrucción.
Otro de los objetivos es proporcionar lugares de acogida para niños, ancianos y enfermos, para que los adultos puedan dedicarse a la reorganización de la vida cotidiana.
«Hay mucha compostura en las poblaciones que hemos encontrado –afirma monseñor Nozza–, pero allí donde han perdido a uno, o más, seres queridos, es muy fuerte la pregunta: ¿Dios donde está? A esta pregunta respondemos con la oración y con nuestra cercanía».
Por Chiara Santomiero, traducción de Inma Álvarez