GUATEMALA, martes 7 de abril de 2009 (ZENIT.org).- A raíz de la visita del hermano Álvaro Rodríguez, superior general de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, más conocidos como Hermanos De La Salle, las comunidades de esta congregación en América Latina han expresado su disposición "a seguir haciendo Iglesia en este continente".

El hermano Álvaro, costarricense, se trasladó desde Roma para acompañar a toda esta región lasallista del mundo, en la cuál se encuentra buena parte de hermanos jóvenes y una variedad de obras que animan los Hermanos De La Salle en América Latina, informa a ZENIT el hermano Julio Enrique Herrera, fsc.

La visita, señala, "ha sido motivo de alegría, de encuentro y disposición para seguir continuando la obra del Señor y haciendo Iglesia en este continente que necesita mucho escuchar la Buena Nueva de Jesús, especialmente en estos fuertes tiempos litúrgicos que la pedagogía de la Iglesia propone a los cristianos".

Durante la última semana de marzo y las primeras de abril el superior general ha dedicado su visita a las obras y actividades de su congregación en Centroamérica.

"Una de sus visitas más emotivas", según el hermano Herrera, fue la de Huehuetenango, al occidente de Guatemala, dónde los Hermanos de La Salle celebran 50 años de presencia. Con este motivo, recordaron "el martirio del hermano Santiago Miller, en la década de los ochenta, quién por su opción por los indígenas decidió dar su vida en estas tierras".

El superior general visitó también otra obra significativa en el empeño de la congregación en favor de la población autóctona, en El Estor, Izabal, zona nororiental de Guatemala, dónde se atiende a los indígenas quéqchies. Esta obra cumple 25 años de animación pastoral de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Los Hermanos de las Escuelas Cristianas fueron fundado en Reims, Francia en 1680 por San Juan Bautista De la Salle, están en 82 países del mundo. Con más de cinco mil miembros en el mundo, es la congregación de religiosos laicos más grande de la Iglesia.

El carisma lasallista se distingue por la educación cristiana y la evangelización a través de la escuela, procurando la formación de niños y jóvenes en todos los grados de la enseñanza, desde preescolar hasta la universidad.