ROMA, miércoles, 8 de abril de 2009 (ZENIT.org).-Para un país secularizado como Australia, la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney, realizada en julio de 2008, sigue dando sus frutos tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Así lo aseguró su arzobispo, el cardenal George Pell, en su intervención durante el congreso de líderes de la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó en Roma del 3 al 5 de abril.
En el encuentro, 150 líderes de diferentes diócesis, conferencias episcopales y movimientos eclesiales del mundo, se reunieron para evaluar la Jornada Mundial de Sydney y para preparar algunos aspectos de este mismo evento que se realizará en Madrid en el año 2011.
El impacto fuera de la Iglesia
El cardenal Pell aseguró que después de este evento, en un país con sólo un 27,8 por ciento de católicos, «muchos vieron la Iglesia católica en Sydney con una mirada diferente».
Un gran número de australianos, antes de esta jornada veían a la Iglesia sólo como «tradicional, conservadora, cerrada en sí misma e incluso autoritaria», reconoció, pero luego vieron a una Iglesia que «cobró vida nueva, se convirtió en una Iglesia internacional viva, participativa, llena de juventud en las calles».
Durante su ponencia, el Cardenal Pell destacó algunos momentos importantes de estas jornadas, como el Vía Crucis, en el que muchos australianos «estaban gratamente sorprendidos de encontrar miles de jóvenes tan felices, que entregaban la vida, creyentes, viviendo en amistad y oración. Esto hizo que muchos vieran a Cristo bajo una nueva luz».
Aseguró que los oficiales de la policía estaban sorprendidos del buen comportamiento de los jóvenes en las calles de Sydney durante estos días.
Frutos dentro de la Iglesia
El purpurado señaló que antes de la Jornada Mundial de la Juventud eran muy escasos los grupos juveniles dentro de las parroquias de Sydney. Durante los años previos a este evento, la arquidiócesis formó a 600 líderes universitarios que trabajaron con los peregrinos en 51 centros alrededor de Sydney y ahora siguen trabajando en las actividades posteriores a este evento.
«Muchos grupos étnicos de las parroquias han comenzado a recaudar fondos para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en el año 2011», aseguró el purpurado.
Dijo además que «la relación entre los jóvenes y sus sacerdotes se ha estrechado más».
Otro de los frutos, según el cardenal Pell, fue el hecho de que muchos adultos han fortalecido su fe gracias al testimonio de los jóvenes. Lo mismo ocurrió con decenas de familias que recibieron a los peregrinos en su casa: «Los acogieron y muchos de ellos decidieron convertirse al catolicismo».
Afirmó el purpurado que durante estas jornadas «en los colegios católicos los maestros han manifestado un mayor interés por los retiros escolares».
El cardenal Pell explicó, además, que tras la Jornada Mundial de la Juventud, «el Santo Padre, como sucesor de Pedro, sigue desempeñando un papel prioritario de unidad de la Iglesia».
Informó que, tras de la Jornada Mundial de la Juventud, la arquidiócesis abrió una red social por Internet (http://www.xt3.com) a la que pertenecen 48 mil miembros y en la que comparten sus experiencias vividas a partir de ese evento.
Además como fruto de esta jornada, la arquidiócesis de Sydney inauguró el centro de retiros Benedicto XVI, con el objetivo de congregar nuevos líderes en la fe, tanto jóvenes como adultos.
Al finalizar su ponencia, en declaraciones exclusivas a ZENIT, el cardenal afirmó: «Fue un privilegio acoger la Jornada Mundial de la Juventud. Costó mucho dinero, mucho esfuerzo pero fue un gran privilegio hacerlo».
Por Carmen Elena Villa