CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 10 abril 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI se hizo presente este Viernes Santo en el funeral por 205 de las 290 víctimas mortales del trágico terremoto de los Abruzos con la presencia de su Secretario de Estado, su secretario personal, y un mensaje escrito a corazón abierto, y un donativo y regalos de Pascua para los damnificados.
«En estas horas dramáticas, en que una inmensa tragedia ha asolado esta tierra, me siento espiritualmente presente en medio de vosotros para compartir vuestra angustia e implorar de Dios el reposo eterno para los fallecidos, el pronto restablecimiento para los heridos y para todos el ánimo de proseguir en la esperanza, sin desfallecer ante el desaliento», dice la misiva del Papa, leída por su secretario, monseñor George Gäswein.
La multitudinaria misa exequial fue presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, con la participación del presidente de la República, Giorgo Napolitano, y del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en la plaza de armas de la academia militar de Copito, el único edificio de este diminuto pueblo en el oeste de los Abruzos que no ha sido desalojado.
Los ataúdes de las víctimas, dispuestos en cuatro filas y entre los que destacaban los féretros los blancos de los niños, presidían la ceremonia en la que el colorido de las ofrendas de flores contrastaba con la tristeza de los rostros, deformados por el dolor.
«En momentos como éstos, como fuente de luz y de esperanza queda la fe, que precisamente en estos días nos habla del sufrimiento del Hijo de Dios, que se hizo hombre por nosotros», reconoce el Papa en su carta.
«Que su pasión, su muerte y su resurrección sean para todos manantial de consuelo y que abran el corazón de cada uno a la contemplación de aquella vida en la que ‘no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos, ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado'», escribe el pontífice citando el Apocalipsis. Según explica el obispo de Roma, ante la emergencia que plantea este terremoto, «la Santa Sede tiene la intención de hacer lo que le corresponde, en unión con las parroquias, los institutos religiosos y las asociaciones laicales. Éste es el momento del compromiso, en sintonía con los organismos del estado, que ya están trabajando loablemente. Sólo la solidaridad puede consentir superar pruebas tan dolorosas».
Tras leer el mensaje papal, su secretario particular reveló que además de los óleos bendecidos, este Jueves Santo, en la Misa Crismal, el Santo Padre ha enviado el cáliz para la celebración eucarística exequial, como homenaje y espiritual participación en estos momentos de dolor.
Asimismo Benedicto XVI ha enviado un donativo especial para las necesidades más urgentes. Con un gesto particular para los niños alojados en tiendas de campaña, el Papa les hará llegar numerosos huevos de chocolate para el próximo Domingo de Pascua.
En su homilía, el cardenal Bertone reiteró que Benedicto XVI ha estado, desde el primer momento – y sigue estando – al lado de estos hermanos y hermanas de Los Abruzos.
«Lo que nos mantiene unidos en esta hora de dolor – como pueblo en camino hacia la Eternidad – es el consuelo que nos viene de la fe, ese dulce alivio que mana del encontrar el rostro del Hombre de la Cruz, esa cercanía amorosa con todos los crucificados de la historia que están esperando la inauguración de la Jerusalén Celeste, donde todas las cosas encuentran su belleza originaria y donde todas las lágrimas serán enjugadas», afirmó el cardenal Bertone.