L’AQUILA, domingo, 10 abril 2009 (ZENIT.org).- La inmensa mayoría de los 1.200 habitantes del campo de tiendas de campaña de Pile, uno de los centros de acogida para los damnificados por el terremoto de la ciudad italiana de L’Aquila, han revivido este domingo la resurrección de Jesús.
Pino Del Vecchio, el diácono encargado por el obispo de la ciudad, monseñor Giuseppe Molinari, para organizar la presencia de los sacerdotes en estos campos, ha acogido en Pile la disponibilidad de sacerdotes legionarios de Cristo de la Universidad «Regina Apostolorum» de Roma.
Este domingo, la misa de Pascua, a las 10.00 –en todos los campos a la misma hora–, fue celebrada al aire libre por el padre Adilson Marques, brasileño, formador de los estudiantes de teología del «Regina Apostolorum».
El padre Marques llegó a L’Aquila tres días después del terremoto, acompañado por otros dos sacerdotes y tres seminaristas.
«Nuestra tarea, además de atender las celebraciones y momentos de oración, consiste en el acompañamiento espiritual de las personas que están en los campos de tiendas de campaña, quienes se han quedado sin casa, pero también de los voluntarios y del personal de servicio que se dedica a su asistencia».
«Quienes han sufrido el terremoto –cuenta–, están traumatizados y, en particular las personas ancianas, tienden a encerrarse en sí mismas, a rechazar el contacto. La presencia de un sacerdote les ayuda a hablar, a desahogarse».
«Nosotros les ofrecemos sobre todo nuestra escucha –sigue diciendo el padre Marques– y tratamos de ayudarles a aceptar lo que ha acaecido. La vida es así, no hay ser humano que no tenga que afrontar el sufrimiento. La fe ayuda a aceptar este misterio».
En los campos de tiendas de las víctimas del terremoto puede experimentarse esta realidad. «Hay personas cuya fe para afrontar esta terrible experiencia nos sirve de ejemplo para nosotros, los sacerdotes; a otros les falta esta visión de fe, y sufren más que los otros».
«En Brasil, la gente está acostumbrada a tener menos y acepta el que tenga lugar un acontecimiento doloroso con más facilidad, como parte del orden de la vida. En Italia, se da una gran solidaridad, y esto es muy bello, pero la fe se vive con más racionalidad: ante el dolor, la primera pregunta es: ‘¿por qué?'».
Los sacerdotes no descuidan otras actividades, dirigidas sobre todo a los más jóvenes de los campos de damnificados: un encuentro de reflexión sobre un tema escogido por ellos, o un partido de fútbol «padres contra jóvenes»…
Si bien la asistencia material es bien organizada por la Protección Civil italiana y por organizaciones de voluntariado, a estos sacerdotes les toca, en ocasiones, servir de punto organizativo para distribuir ayudas procedentes de la carrera de generosidad que se ha desencadenado en Italia y fuera de sus fronteras.
«Decid a los niños –advierte un voluntario de la Protección Civil– que en la iglesia se distribuyen los huevos de chocolate y juguetes».
En realidad, «la iglesia» es una gran tienda de campaña, con el logo de la «Protección Civil», instalada en el campo de Pile.
Por Chiara Santomiero