Los obispos venezolanos consideran amenazada la convivencia democrática

Exhortación de la XXXIX Asamblea Extraordinaria Plenaria

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CARACAS, viernes, 24 abril 2009 (ZENIT.org).- Los obispos venezolanos han hecho pública una exhortación este jueves 23 de abril, con motivo de sus XXXIX Asamblea Expraordinaria Plenaria, titulada «Convivencia Democrática». En la misma, los prelados consideran que la convivencia democrática está amenazada en el país.

Los prelados venezolanos en su exhortación expresan su inquietudes en el momento presente. 

En primer lugar, explican que su exhortación «obedece al derecho y deber que tenemos de buscar el bien de toda la sociedad venezolana, en el seno de la cual son muchas las voces que alertan sobre la gravedad del momento que está viviendo nuestra nación y denuncian problemas que amenazan nuestra convivencia democrática». 

Sobre todo, subrayan, «en los últimos meses se han polarizado más las posiciones y desde el poder se toman decisiones que están al margen o en contra del espíritu y la letra de la Constitución, ley fundamental de la República, reflejando así una mayor radicalización del proceso revolucionario». 

Reconocen que, en estos años, «se han hecho esfuerzos reales para lograr la inclusión de los sectores más excluidos» pero afirman que «también se han multiplicado las actuaciones que generan o refuerzan la exclusión de otros sectores, al ir reduciendo o negando espacios de participación y ciudadanía». 

Los prelados declaran seguir apostando «por un país en el que quepamos todos y nos respetemos todos, se busque la superación de las desigualdades escandalosas que nos han caracterizado, se supere la falta de oportunidades que muchos han padecido, y en el que todos encuentren la posibilidad de un ejercicio responsable de su libertad sin temores ni amenazas. No es posible lograr entendimiento ni tener paz en una nación en la que un gobierno pretenda imponer a la fuerza su proyecto de país a toda la población, más aún cuando tal pretensión ha sido rechazada electoralmente, como sucedió en Venezuela en el Referéndum del 2 de diciembre de 2007». 

Se declaran preocupados por que «diversos actores de la sociedad desconozcan la voluntad popular, expresada en las elecciones regionales de noviembre de 2008, e impidan o coarten la acción de autoridades elegidas legítima y democráticamente por el pueblo». De esa manera, subrayan, «se entorpece la existencia de una sociedad plural y se generan dudas sobre la validez y eficacia del voto en los comicios electorales». 

Así mismo, constatan que «aumentan las críticas a la creciente arbitrariedad en la administración de justicia, en la que no se trata a las personas desde su condición de ciudadanos, iguales ante la ley, sino por su adhesión ideológica o militancia política». 

«Es inaceptable -subrayan- jurídica y éticamente que no se siga el debido proceso, que se apliquen medidas diferentes según el grupo al que se pertenezca, que se difame y condene a las personas antes de ser juzgadas, que se sentencie basados en argumentos que no tienen relación directa con las acusaciones y se condene sin pruebas fehacientes, que se apliquen penas desproporcionadas que manifiestan retaliación política». 

Los obispos denuncian también que «los frecuentes conflictos laborales revelan una aguda crisis económica y social, agravada por la crisis financiera mundial». Y constatan que «en los últimos años en Venezuela el valor del trabajo humano ha sufrido un notable deterioro». 

«Se ha substituido -añaden- en forma masiva el empleo por el trabajo informal, contratado y temporal, y por la ocupación sin derechos. La estabilidad laboral ha sido substituida por la subcontratación, inclusive en la administración pública». «El desempleo -denuncian- es una de las principales causas de la pobreza generalizada y de la delincuencia». 

Ante la cercanía del 1 de Mayo, día del trabajador y fiesta de San José Obrero, como pastores exhortan a los responsables del mundo laboral a buscar caminos que conduzcan a la dignificación de los trabajadores y de sus familias. 

Denuncian también que «el derecho que tiene la ciudadanía a una información veraz se ha visto mermado por una progresiva escalada de intervenciones oficiales que se propone limitar la autonomía de los medios de comunicación»lo que en su opinión «irá reduciendo la democracia». 

Según los obispos, «este conjunto de situaciones, que pone de relieve una progresiva identificación de partido-gobierno-estado, al mismo tiempo que propicia la exclusión y refuerza la polarización y división del país, produce una crisis en el sistema democrático». 

Indican que «la democracia supone separación de poderes, pluralidad de pensamiento e igualdad de condiciones».

Exhortan a todos «a proponer caminos de entendimiento y de consenso que nos permitan mejorar, corregir y crecer, generar esperanza, y animar los cambios profundos que se deben producir en las personas y en las instituciones, aun a sabiendas de las dificultades y límites». 

«¡Venezuela tiene futuro! -exclaman–, y debemos construirlo entre todos. Para ello es indispensable que todos reconozcamos la existencia de los que no están con nosotros, de los que piensan distinto». 

Los obispos afirman que «es necesario restaurar o fortalecer el Estado de Derecho» e indispensable que «en el centro de intereses y discusiones se ponga la vida cotidiana de la gente, la solución de sus problemas e inquietudes, antes y por encima del discurso meramente ideológico, que pospone y aleja las soluciones». 

Y concluyen poniendo estas inquietudes en las manos de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela, pidiéndole que ayude a todos a «impulsar un futuro de mayor esperanza y unidad  en el país». 

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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