CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 27 abril 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha presentado la labor de los maestros de religión en las escuelas públicas o privadas como un ejemplo del «espíritu positivo de laicidad».
El Papa reflexionó sobre la vocación de estos hombres y mujeres que dan su vida para transmitir en las escuelas los fundamentos de la fe cristiana al recibir a los participantes en el encuentro de maestros de religión católica de Italia, que se celebró en Roma del 23 al 24 de abril con el tema: «No me avergüenzo del Evangelio» (Romanos 1,16). Por una cultura al servicio del hombre».
«Lejos de ser una interferencia o una limitación de la libertad, vuestra presencia es un valioso ejemplo de ese espíritu positivo de laicidad que permite promover una convivencia civil constructiva, fundada en el respeto recíproco y el diálogo leal, valores de los que un país siempre tiene necesidad», dijo el Papa en su discurso.
En el encuentro, celebrado en el Aula Pablo VI del Vaticano, el obispo de Roma se detuvo a analizar la relación particular que muchas veces se crea entre el maestro de religión y algunos alumnos. «Es significativo que los muchachos se mantengan en contacto con él también después de los cursos», constató.
«El elevadísimo número de quienes escogen esta materia es, además, signo del valor insustituible que reviste en el camino formativo y un índice de los elevados niveles de calidad que ha alcanzado», añadió.
Esta materia, dijo, no sólo ofrece conocimientos útiles, «favorece la reflexión sobre el sentido profundo de la existencia».
«Esto es posible porque esta enseñanza pone en el centro la persona humana y su inviolable dignidad, dejándose iluminar por la experiencia única de Jesús de Nazaret, de quien busca investigar su identidad, que no deja de interrogar a los hombres desde hace dos mil años», subrayó.
«Gracias a la enseñanza de la religión católica, la escuela y la sociedad se enriquecen con verdaderos laboratorios de cultura y de humanidad, en los cuales, descifrando la aportación significativa del cristianismo, se capacita a la persona para descubrir el bien y para crecer en la responsabilidad», afirmó.
Para ello, el Papa explicó que el maestro de religión no sólo debe estar debidamente capacitado a nivel humano, cultural y pedagógico, sino que ante todo tiene la vocación «de dejar traslucir que el Dios del que habláis en las aulas de clase constituye la referencia esencial de vuestra vida».
El Papa se despidió deseando a los maestros «que el Señor os dé la alegría de no avergonzaos nunca de su Evangelio, la gracia para vivirlo, la pasión para compartir y cultivar la novedad que mana de él para la vida del mundo».
El discurso del Papa pude leerse en la sección de documentos de la página web de ZENIT (www.zenit.org)