KIRKUK, martes, 28 de abril de 2009 (ZENIT.org).- La comunidad cristiana de Irak se encuentra en estado de shock después del asesinato de tres de sus miembros, ocurrido este domingo en Kirkuk.
Susan Latif David y su suegra, Muna Banna David, murieron sobre las siete de la tarde, cuando diversos hombres armados irrumpieron en su casa, en el distrito de Domeez.
Casi al mismo tiempo, en otra zona de la ciudad, Basil Shaba era asesinado en un ataque de características similares. Su hermano Thamir y su padre, Yousif, resultaron heridos en ese asalto.
Tras los funerales, celebrados en una catedral de Kirkuk repleta de fieles, el arzobispo Louis Sako comunicó a la asociación caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) «la tristeza y las lágrimas» de una población que llora la muerte de tres «seres inocentes».
Susan David, explicó, se había casado hace apenas un año. Su marido es propietario de un restaurante cercano a la catedral. Ella y su suegra eran católicas caldeas. Shaba, en cambio, era ortodoxo siriaco, desde hacía poco tiempo.
«Todos lloramos -confesó el arzobispo, como señala un comunicado enviado por AIN a ZENIT-. Sólo esperamos que la sangre de los mártires traiga algún día paz y estabilidad».
Hasta ahora no ha habido arrestos por esos crímenes, pero monseñor Sako sostiene que está claro que se trata de homicidios premeditados y que pueden haber sido motivados por la voluntad de «obligar a los cristianos a irse».
«No dejaremos Irak -declaró-. Tenemos la misión de permanecer aquí; queremos dar testimonio de nuestros valores cristianos; aunque intenten matarnos, permaneceremos».
En el funeral de las víctimas participaron también líderes políticos de Kirkuk como el alcalde y el jeque más importante, que han condenado duramente lo ocurrido.
Para el arzobispo Sako, los ataques podrían estar relacionados con la incertidumbre del futuro político de Kirkuk. Actualmente, se discute si debe formar parte de la región semiautónoma kurda del norte del país o estar bajo la jurisdicción de Bagdad.
Los delitos de este domingo se producen menos de un mes después de una serie de homicidios de cristianos en todo Irak.
El 31 de marzo, Sabah Aziz Salaiman, de 71 años, falleció en Kirkuk durante un intento de robo y un día después, Nimroud Khodir Moshi fue asesinado en el exterior de un restaurante de Bagdad, ciudad donde también mataron a dos hermanas. En Mosul, fue asesinado el electricista Abdul Aziz Elías Aziz.
Frente a esta situación, el arzobispo Sako alertó que la retirada de las tropas estadounidenses del país provocaría un «vacío» de seguridad que podría llevar a la «guerra civil» y a la «división de Irak».