MADRID, miércoles 29 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Alrededor de 4.500 niños de todas las diócesis españolas se darán cita este fin de semana en la Casa de Campo de Madrid para el III Encuentro Nacional de Infancia Misionera, acompañados por varios obispos.
El encuentro, con el lema «Hoy y mañana ¡Somos misioneros!», está organizado por la dirección española de las Obras Misionales Pontificias, con la colaboración de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias de la Conferencia Episcopal Española, y se dirige a niños de 8 a 13 años.
Según los organizadores, el objetivo es ayudar a los niños a descubrir la «universalidad» de la fe y ayudarles a responder al lema de la Infancia Misionera: «Los niños ayudan a los niños», despertando en ellos el deseo y la acción misionera.
La inauguración la realizará el sábado 2 de mayo monseñor Francisco Pérez, director de OMP, y la clausura será el domingo 3, con la Misa presidida por el arzobispo de Madrid y presidente de la CEE, cardenal Antonio María Rouco.
Está prevista la celebración también en estos días del Festival de la Canción Misionera, organizado por Cristianos sin Fronteras bajo el lema «Comunidad: cambia. Tus jóvenes son regalo de Dios para tu misión», en el Colegio San Agustín de Madrid.
Para animar a esta celebración, el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, escribió un artículo en el diario español La Razón, en el que destaca la importancia de que los niños «descubran su ser misionero».
Es muy importante, explico el purpurado, «fortalecer en los niños el sentido misionero que tiene la vocación cristiana en su más pura entraña; ellos se sienten así y son también misioneros».
Los niños, añade, «nos recuerdan a los mayores, a toda la comunidad eclesial, nuestra responsabilidad en la misión evangelizadora que Jesucristo nos ha confiado».
«En vosotros, niños, está el futuro de un mañana vivo de la Iglesia, enviada a todos los pueblos para anunciar la buena Noticia de Jesús, amigo y salvador de todos los hombres y mujeres de la tierra. En vosotros, queridos amigos, está un futuro grande y lleno de luz y de vida para todos los pueblos con la luz del Evangelio, el gran sí de Dios a una humanidad nueva, y a una nueva civilización del amor», concluye el cardenal Cañizares.
[Por Inma Álvarez]