ROMA, domingo, 10 mayo 2009 (ZENIT.org).- Los norteamericanos son propensos a cambiar de afiliación religiosa, según un informe publicado por Pew Forum on Religion and Public Life. El informe: «Faith in Flux: Changes in Religious Affiliation in the US», (Fe Cambiante: Cambios en la Afiliación Religiosa en Estados Unidos», se hacía público el 27 de abril.
El estudio encontró que el 28% de los norteamericanos adultos había cambiado la afiliación religiosa en la que fueron criados. La cifra es mayor, un 44%, si se tiene en cuenta el cambio de una denominación protestante a otra.
El estudio ha sido una continuación de «U. S. Religious Landscape Survey» (Encuesta sobre el Panorama Religioso en Estados Unidos) publicado en el 2008. Se ha basado en entrevistas a participantes en el anterior informe.
La encuesta descubría que hay una notable diferencia entre católicos y protestantes al tratar los factores que provocan el cambio. Casi el 40% de los protestantes afirmaba que habían cambiado de denominación simplemente por motivos de movilidad. Un número casi igual lo atribuía al haberse casado con alguien de una denominación diferente.
Por el contrario, dos tercios de los católicos afirman haber dejado la Iglesia porque ya no creían en algunas de sus enseñanzas. Casi seis de cada diez antiguos católicos que ahora no pertenecen a ninguna religión afirmaban que la abandonaron por su insatisfacción con las enseñanzas católicas sobre el aborto y la homosexualidad. Cerca de la mitad citaban las enseñanzas católicas sobre el control de la natalidad.
Casi un 10% de los adultos norteamericanos han abandonado la Iglesia católica tras haber crecido como católicos. Esta cifra es notablemente mayor que la de aquellos que se unen a la Iglesia católica. Sólo el 2,6% de los adultos se han vuelto católicos tras haber crecido en otras religiones.
Edad y educación
La encuesta también descubrió que la edad es un factor crítico a la hora de cambiar lealtades religiosas. La mayoría de los que han dejado la fe en la que crecieron lo hacen antes de llegar a los 24 años. A la edad de 36, una gran mayoría adoptaron su actual religión, y muy pocos cambiaron una vez alcanzados los 50 años o más.
Otro factor importante es el nivel de formación y práctica religiosas durante los años de adolescencia. La encuesta encontró que los católicos que ahora no están afiliados a ninguna religión es poco probable que hayan asistido a misa de forma regular como los católicos de toda la vida o que hayan tenido una fe sólida cuando eran adolescentes.
De igual, los antiguos protestantes que actualmente no pertenecen a ninguna denominación es poco probable que asistieran a los servicios cuando eran niños o adolescentes. Tampoco puntúan alto cuando se trata de la asistencia a la escuela dominical o en el hecho de haber tenido una fe religiosa sólida cuando de niños o adolescentes.
El estudio también revelaba que la categoría de gente que no está adscrita a ninguna religión en particular ha crecido más rápidamente en las últimas décadas que cualquier otro grupo religioso. La Landscape Survey encontró que el 16% de los norteamericanos adultos dicen no tener actualmente afiliación alguna con ninguna religión, comparados con sólo el 7% de los que crecieron sin dicha afiliación.
Los no adscritos presentan, no obstante, una gran diversidad. Además, aproximadamente cuatro de cada diez individuos no afiliados a ninguna fe dicen que la religión es algo importante en sus vidas.
Norteamérica Cristiana
El estudio de Pew se publicaba poco después de un controvertido artículo sobre el cristianismo en la revista Newsweek. En su número del 13 de abril John Meacham firmaba un artículo titulado: «El Fin de la Norteamérica Cristiana».
Citaba datos de la Encuesta de Identificación Religiosa Norteamericana del 2009, según los cuales el número de norteamericanos que dicen no tener ninguna afiliación religiosa casi se ha doblado desde 1990, del 8% al 15%.
Según la interpretación de Meacham el cristianismo ahora no es ni muchos menos una fuerza en la política y en la cultura. También afirmaba que esto era «algo bueno», e incluso llegaba tan lejos de afirmar que era bueno para los cristianos para ayudarles a redescubrir los beneficios de la separación iglesia estado.
Al mismo tiempo, Meacham admitía que el cristianismo es todavía fuerte en Norteamérica y que no sería correcto definirla como «post-cristiana».
Sin embargo, la tesis de Meacham recibió duras críticas de algunos comentaristas. En un artículo el 12 de abril en el Washington Post, el columnista E. J. Dionne comentaba que, a lo largo de su historia, Norteamérica había pasado a través de varios ciclos de fervor y declive religiosos.
Dionne estaba de acuerdo con que está teniendo lugar un cambio, pero mantenía que esto «consolidará más que debilitará a la iglesia cristiana a largo plazo».
Esto es así, continuaba, porque en los últimos años los cristianos evangélicos han sido los que más han ejercido influencia cultural y política y el relativo declive de su poder abre la posibilidad de que otros grupos cristianos tengan su impacto.
Sin religión pero religiosos
De forma más polémica, L. Brent Bozell, escribía un artículo de opinión el 16 de abril en el Wall Street, atacando directamente a Newsweek. El número de cristianos puede muy bien haber disminuido, pero Bozell llamaba la atención sobre el derrumbe de la tirada del propio Newsweek, que ha perdido el 52% de sus lectores en los últimos dos años.
Bozell también recordaba a los lectores que ante de conmemorar la Pascua proclamando el declive del cristianismo, Newsweek celebró las últimas navidades con otro cuestionable artículo, que convertía en compatible con el cristianismo la causa de los matrimonios del mismo sexo.
En un duro artículo comentaba que: «El cristianismo, al contrario que Newsweek, presenta un decente aspecto demográfico».
Stephen Prothero, jefe del Departamento de Religión en la Universidad de Boston, volvía al artículo de Newsweek en un artículo de opinión publicado en USA Today el 27 de abril.
Prothero también citaba lo que había dicho el presidente Barack Obama en un discurso el 6 de abril durante una visita a Turquía. Obama afirmó que los Estados Unidos «no se consideran una nación cristiana ni una nación judía ni una nación musulmana» sino «una nación de ciudadanos ligados por ideales y una serie de valores».
Prothero observaba que el aumento en el número de norteamericanos que no profesan una religión no está tan claro, cuando se excava un poco. Llamó a los investigadores de la Encuesta de Identificación Religiosa Norteamericana y recibió la información de que cuando preguntaron acerca de Dios, el 23% de los englobados en la categoría de sin religión afirmaron creer en un poder superior y el 21% nombraron a un Dios personal.
Prothero también citaba los resultados de una encuesta similar llevada a cabo por la Universidad Baylor en el 2006. Encontraron que no menos del 63% de los norteamericanos que afirman no tener afiliación religiosa creen en Dios, y el 36% que rezan de vez en cuando.
De igual forma, una encuesta del 2008 del Pew Forum descubrió que el 41% de quienes dicen no tener afiliación religiosa describían la religión como muy importante o como algo importante en sus vidas.
Así, concluía Prothero, el cristianismo en Norteamérica está cambiando más que declinando. Un mayor número de personas se muestra renuente a la hora de identificarse a sí mismos con una religión institucional, pero todavía tienen inclinaciones espirituales.
Aunque menos alarmante que la afirmación propuesta por Newsweek, la tendencia a alejarse de la religión organizada sigue siendo un problema, como admitía el Papa en su viaje a Estados Unidos hace ap
enas un año.
En una sesión de preguntas con los obispos norteamericanos el 16 de abril del año pasado, el Pontífice abordó el tema de la postura «ver y escoger» ante la fe religiosa.
Los norteamericanos son, de hecho, profundamente religiosos, recalcaba el Papa, pero una postura individualista puede reducir la religión a su mínimo común denominador, dejándola sin mucha importancia práctica cuando se trata de la vida cotidiana.
Afrontar esto, explicaba Benedicto XVI, requiere conectar más las verdades del Evangelio y los principios de la ley natural con lo que es la búsqueda del auténtico bien humano.
La Iglesia necesita promover más que la fe y la razón son compatibles y presentar el Evangelio como una respuesta atractiva y verdadera a los problemas humanos, concluía el Papa. El desafío, por tanto, es lograr un nuevo despertar para el cristianismo.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado