SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 13 junio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, sobre «Nombres indígenas de Dios».
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Hemos realizado el XVI Encuentro nacional de sacerdotes indígenas, en la Prelatura de El Nayar, que atiende a coras, huicholes, tepehuanes y mexicaneros. Participaron presbíteros mayas, zoques, tsotsiles, zapotecos, náhautl, otomíes, mazahuas y huicholes. Se expusieron diferentes nombres con que estos pueblos se dirigen a Dios, para discernirlos a la luz de nuestra fe y crecer en el aprecio a las propias raíces que dan identidad.
No fue una reunión de intelectuales, expertos en historia, antropólogos y culturalistas, sino de pastores, que conviven con su pueblo. Por ello, no se insistió tanto en los nombres que los antepasados daban a Dios antes de la evangelización, sino en las formas como hoy los pueblos se dirigen a Él. Se refleja el pasado, pero también el influjo evangelizador de la Iglesia. La Virgen de Guadalupe usó algunos de estos nombres, tomándolos de la cultura del tiempo y dándoles un sentido pleno. Doy algunos ejemplos.
JUZGAR
Los huicholes le llaman a Dios Taokiyári, que incluye dos palabras: sol y corazón. Se lo aplican a Dios porque dicen que Él es el que brilla y ama, porque nos da vida, nos cuida y nos entrega su corazón. Los coras le nombran Tabástara: nuestro Padre Dios. Los zoques: Kómi Dios: Señor Dios; también Tata Dios: Padre Dios. Los tsotsiles: Kajwál: Señor, Dueño; Ch’ul jTotík: Padre sagrado; jKajwaltík: Nuestro Señor. Los otomíes: Tsi Dáda: Nuestro Salvador. Los mazahuas: Tzitá Jensé: Santo de arriba, o del cielo; Tríi Tzitá: el Hijo del que es Santo; Dios Hijo.
La cultura náhuatl posee infinidad de nombres; algunos de los que más se usan hoy son: Teótsin (literalmente: Tú-Camino): el que va delante, nos guía, nos acompaña. También se le nombra Tlayecána con el mismo sentido. Tioyolcuali (Divino-Corazón-Bueno): el que perdona, bendice, escucha y se compadece. Ehécatáta (Padre del viento): misterioso, sublime, bondadoso, poderoso y grande. Chicóme Zochitáta (Padre-Flor-Siete): está presente en el trabajo, en la siembra del maíz. Totlayecanátzin (Nuestro-Digno-Guía): nos orienta para que salgamos adelante. Totecótzin: nuestro Señor, nuestro Dueño. Totemaquixticátzin: nuestro Digno Rescatador. Totátzin: nuestro digno Padre, nuestro Padrecito.
La Virgen de Guadalupe usó estos términos de la cultura náhuatl: Tlóque Nahuáque: el dueño de la cercanía, quien está en nuestros cuatro lados; es decir, que camina delante de nosotros guiándonos; va detrás de nosotros cuidándonos la espalda; va a nuestra derecha e izquierda sosteniéndonos para no irnos de lado; es el que tiene capacidad de omnipresencia. Huel Néli Teótzin: Dios verdadero, bueno. Ipalnemohuáni: El por quien se vive; El que da sustento a cuanto existe. Teyocoyáni: El hacedor de las personas. Ilhuicáhua Tlaltipáque: El que tiene el cielo; el que es dueño de lo que está sobre la tierra.
ACTUAR
Debemos seguir investigando los nombres y las concepciones de Dios en los pueblos originarios, para descubrir su significado más hondo. La mayoría reflejan un sentido monoteísta; sin embargo, hay dudas sobre algunos nombres y debemos discernirlos, siempre a la luz de nuestra fe católica, teniendo la Palabra de Dios como criterio de verdad, y al Magisterio de la Iglesia como ayuda asistida por el Espíritu. Hay que plenificar esa fe con el misterio trinitario, pues nuestro Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Aparecida nos pide «profundizar el encuentro de la Iglesia con estos sectores humanos que reclaman … ser tomados en cuenta en la catolicidad con su cosmovisión, sus valores y sus identidades particulares, para vivir un nuevo Pentecostés eclesial» (91). Y en Santo Domingo nos comprometimos a «acompañar su reflexión teológica, respetando sus formulaciones culturales que les ayudan a dar razón de su fe y esperanza. Crecer en el conocimiento de su cosmovisión» (248).