ROMA, martes 6 de octubre de 2007 (ZENIT.org).- Ancianos sentados en los pasillos, hablando cantando, haciendo manualidades… orando juntos, viviendo los últimos años de su vida rodeados de canino. Así es el ambiente que se vive en cada una de las comunidades de las Hermantias de los Pobres, cuya fundadora Juana Jugan sera canonizada este domingo.
Se encuentran en 32 países de los 5 continentes. Además de los votos habituales – castidad, pobreza y obediencia – viven un cuarto: el de la hospitalidad que las consagra por toda la vida al servicio alegre de los ancianos.
Están de fiesta por la canonizacion de su fundadora. La hermana Anna, miembro de esta congregacion y estudiante de Ciencias Religiosas de la Universidad Angelicum de Roma, explicó a ZENIT que con este acontecimiento “tendremos la certeza mas fuerte de continuar el camino de santidad que ella nos dejço a nosotras; de estar siempre vigilantes, de no apagar la llama que ella encendió en 1839 (año de su fundación)”.
“Será ciertamente una renovacion para cada una de nosotras”, añadió.
También para los laicos
Pero no es solo mediante la vida religiosa que se puede ayudar a los ancianos por medio de la espiritualidad que viven las Hermanitas de los Pobres. Existe también la Asociación Juana Jugan, aprobada por Juan Pablo II en 1998.
La asociación responde a que la futura santa consideraba que su espiritualidad podía vivirse de manera concreta entre los laicos que quisieran servir a Cristo en la persona de sus hermanos mayores.
Así hombres y mujeres, jóvenes y adultos dedican varias horas a la semana a ayudar a los ancianos cuando necesitan salir fuera del ancianato. En las fechas especiales preparan fiestas, dirigen de teatro donde actúan los mismos ancianos. También preparan laboratorios de los trabajos manuales.
Igualmente cooperan con actividades económicas colaborando a la venta de los trabajos confeccionados durante el año para recoger fondos para la casa y organizando colectas para a las comunidades y a los ancianos que viven allí.
Annamaría, una voluntaria de Genova, norte de Italia, asegura que ella ha recibido más de lo que lo que ha entregado en estos años de trabajo con los ancianos: “Confrontándome con los otros miembros he descubierto que no estoy sola en momentos de duda e incertidumbre que a veces atraviesan el animo de todos. Gracias a su apoyo también he superado momentos de dificultad”, dice.
Para muchos ancianos, las Hermanitas de los Pobres los han ayudado a realizar sus sueños. Tal es el caso de Vittorio, que canta en una coral “Esperanza”, fundada en esta ciudad italiana y conformada por ancianos y voluntarios de esta asociación:
“Nunca habia pensado poder hacer parte de un coro aunque me tubiera gustado” aseguro el anciano cantante. “Pero ahora mi deseo ha sido cumplido. ¡Soy muy feliz!”, afirmó.
“Son todos cantos que nos acercan a Dios misericordioso. Nos permiten agradecerle por todos los beneficios que hemos recibido y continuamos recibiendo” señaló.
Asi las Hermanitas de los pobres y los voluntarios de la Asociacion Juana Jugan estan convencidos de que en cada anciano “hay un hombre que no puede perder su dignidad”, sino que deben ser “rodeados de estima, rspeto, cuando se sienten aceptados, cuando sus sufrimientos son aliviados y son ayudados a vivir esa etapa de la existencia que es la vejez, y ese momento de nuestra vida que es la muerte”, asegura la hermana Antonieta de la Trinidad, que trabaja en la comunidad de Toronto
[Por Carmen Elena Villa]