Continúa la investigación sobre la asistencia de Pío XII a los judíos

Un libro relata la ayuda vaticana a los amigos judíos del papa Pacelli

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ROMA, viernes 9 de octubre de 2009 (ZENIT.org) Un nuevo elemento ha salido a la luz en la investigación sobre la asistencia que dio el papa Pío XII antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

La sede en Nueva York de la fundación Pave the Way, que pidió la designación de “Justo entre las naciones” para Eugenio Pacelli, ha publicado recientemente la traducción en inglés de un libro del judío Mair Mendes.

Guido, el padre de Meir, fue amigo de la infancia de Pacelli. El libro de Mair “Le Vatican et Israel” (“El Vaticano e Israel”), narra algunos detalles sobre lo que sucedió a Guido y la asistencia que le ofreció al Vaticano.

En las páginas 24 y 25 él cita un episodio particular relacionado con su padre, los cuales cree que pueden arrojar alguna luz sobre la actitud oficial de los funcionarios de alto rango del Vaticano en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

“Mi padre, el profesor Guido Mendes, había permanecido en contacto con Pío XII, su amigo y su antiguo compañero de clase. Aunque Mendes era judío, él había sido nombrado consultor psíquico en algunas instituciones vaticanas, cuyos oficiales no dejaron, en varias ocasiones, expresarle su agradecimiento por escrito”.

Y continúa: “En 1938 comenzaron las campañas antisemitas en Italia, y mi padre fue forzado a dejar sus responsabilidades, su enseñanza en la Facultad de Medicina de la Universidad de Roma y su labor como director del sanatorio Cesare Battisti contra la tuberculosis, perteneciente a la Cruz Roja Italiana, y su cargo de secretario general de la Liga contra la Tubercolosis”.

“También fue obligado a dejar ejército, en el que tenía el rango de general en las fuerzas de reserva”.

“La Santa Sede reaccionó con contundencia y el cardenal Tisserant (que era en ese momento el Prefecto para la Congregación de las Iglesias Orientales) envió la siguiente carta a mi padre:

“Este sagrado dicasterio ha sabido con tristeza que usted ha dejado su cargo como director del sanatorio Cesare Battisti. Recordando la atención y el cuidado más que paternal que dedicaba a los jóvenes del Pontificio Colegio Etíope, que tuvierno que ser hospitalizados en el sanatorio, sus frecuentes visitas para las consultas y su solicitud por su estado de salud, esta Sagrada Congregación desea enviarle hoy una palabra de aliento, y al mismo tiempo expresarle los más sinceros agradecimientos y estima por la preciosa labor que usted desempeñaba”, dice la carta.

“Teniendo esto presente, le pedimos que acepte, Profesor, la medalla pontificia conmemorativa por el año que acaba de terminar, como signo del homenaje de este sagrado dicasterio, al que siempre será siempre un placer contar – si llega la ocasión – de poder serle útil”. La carta fue firmada el 14 de enero de 1939.

Dejando Roma

El libro relata también cómo Guido Mendes apeló al Vaticano para pedir la obtención del visado palestino, que le fue concedido en 1939

Mendes escribe: “He conservado en mis archivos personales las cartas del secretario de estado, el cardenal Maglione, del nuncio apostólico de Suiza, el arzobispo Filippo Bernardini, del delegado apostólico de Palestina, arzobispo (luego cardenal) Testa; del comisionado para el distrito de Jerusalén y otras figuras destacadas que estuvieron comprometidas con estos visados – incluso tengo una carta del cardenal Pacelli”.

La fundación Pave the Way ha hecho extensiva la búsqueda sobre los esfuerzos de Pío XII en nombre de los judíos.

Además de la nominación como “Justo entre las naciones”, la Fundación ha compilado un libro que recoge 255 páginas de unos 3.000 documentos originales sobre Pío XII.

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ZENIT Staff

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