GINEBRA, viernes 9 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- La libertad religiosa no puede limitarse al libre ejercicio de culto, sino que debe considerar la dimensión pública de la religión, y por tanto, posibilitar a los creyentes que jueguen su parte en la construcción del orden social.
Así lo subrayó el observador permanente de la Santa Sede ante la oficina de la ONU en Ginebra (Suiza), monseñor Silvano Tomasi, el pasado 30 de septiembre de 2009, con ocasión de la XII Sesión Ordinaria del Consejo de los Ferechos del Hombre.
El prelado afirmó que “sólo un enfoque integrado basado en el respeto pleno del derecho a la libertad de religión puede ser la respuesta en la lucha contra el fenómeno de antiguas y nuevas formas de discriminación sobre la base de las convicciones y las prácticas religiosas”.
Monseñor Tomasi advirtió que las manifestaciones de intolerancia religiosa son “crecientes” y “están socavando los derechos de todas las personas de cualquier religión y creencia”.
“Prácticamente todas las minorías religiosas son discriminadas en todo el mundo”, problema ante el cual “es necesaria una solución concertada”.
Medios de comunicación
Especialmente, monseñor Tomasi subrayó la importancia de los medios de comunicación social cmo vehículos de la libertad de expresión.
“Los medios de comunicación pueden ser usados para construir y sostener la comunidad humana en todos sus aspectos económicos, políticos, culturales, educativas y religiosas, para el enriquecimiento de bienestar de las personas y su espiritualidad”.
Pero también pueden usarse “para perjudicar al bien integral de la persona, para incitar al odio, a marginar y alienar a las personas y para estereotiparlas basándose en la raza y origen étnico, sexo, edad y religión”.
En el campo de la religión, el prelado explicó que hay dos posturas contradictorias, y que ambas deben ser superadas.
“Los medios de comunicación suelen ignorar y marginar la doctrina religiosa; las ideas, prácticas, experiencias y sentimientos de las personas religiosas son menospreciados y la religión es juzgada según las normas seculares. Esto puede llevar a un tratamiento hostil de los grupos religiosos” .
Por otra parte, advirtió, “la religión puede juzgar negativamente a los medios de comunicación y fomentar el exclusivismo religioso que fomenta el desprecio y hostilidad hacia los demás”.
Ante esto, el prelado considera la libertad de expresión “no sólo un derecho, sino también un deber que debe ser fortalecido”.
“Sin embargo, cualquier forma de incitación al odio que afecte a la persona humana y sus derechos es inaceptable”, advirtió.
“Todos los usuarios deben evitar el intercambio de palabras e imágenes que sean degradantes para el ser humano, que promuevan el odio y la intolerancia, que se aprovechen de los vulnerables”.
“Cuando las personas están realizando su deber y derecho social a informar, están llamados a tener en cuenta los principios de la ética social, como la verdad, la solidaridad, la tolerancia, la equidad, los principios que forman la piedra angular de la justicia, la equidad, el respeto por la privacidad, la subsidiariedad”.
“Los medios de comunicación también deben permanecer al servicio de la persona”, subrayó.
Por último, concluyó, “las autoridades civiles deben garantizar el derecho a criticar el trabajo de los medios de comunicación y facilitando la participación de todos, especialmente de los grupos étnicos y minorías religiosas, en la toma de decisiones de políticas de comunicación”.
[Por Inma Álvarez]