ROMA, miércoles 14 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- En gran medida gracias a la película «La Lista de Schindler», la mayoría de la gente sabe acerca de su héroe epónimo Oskar Schindler, el industrial alemán que salvó a 1.200 judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, durante la guerra se llevaron a cabo, en toda Europa, otras historias no contadas de actos similares de heroísmo, muchos de ellos en Italia. Y aunque no siempre a la altura del rescate valiente de Schindler, fueron sin embargo actos notables de valor desinteresado.
Ahora, un nuevo libro revela la verdadera magnitud de la cantidad de italianos normales, muchos de ellos sacerdotes y religiosas, que ayudaron a salvar judíos del Holocausto. Bajo el título It happened in Italy (“Sucedió en Italia”), la autora Elizabeth Bettina, una neoyorkina italiano-americana, recoge fascinantes testimonios de los supervivientes cuyas vidas fueron salvadas por italianos de toda condición.
Su búsqueda comenzó cuando, durante los viajes de verano a casa de su abuela, en una aldea remota en la campiña del sur de Italia, vio una foto de un rabino en una iglesia. Se enteró de que un cierto número de judíos de fuera de Italia había vivido en la zona y, habiendo crecido junto a muchos judíos americanos en Nueva York, sentía natural curiosidad por saber la razón. Más tarde, descubrió que el pueblo fue la ubicación de un campo de internamiento para los judíos durante la guerra, uno de los muchos que hubo en Italia.
Así que, después de recibir el aliento de un amigo, decidió profundizar en descubrir por qué tantas vidas judías se salvaron en Italia – hasta 32.000 de una población de 39.000, según algunos historiadores.
Es interesante observar que la tasa de supervivencia de los judíos que vivía en Italia durante la guerra es una de las más altas de Europa, y que entre los italianos más heroicos estaba Giovanni Palatucci, que se estima que salvó unas 5.000 vidas judías. Pero a diferencia de Schindler, que sobrevivió a la guerra, Palatucci murió en Dachau, a la edad de 36 años.
Ayudar a los vecinos
Bettina destaca que no todos los italianos arriesgaron sus vidas para salvar a sus vecinos judíos, pero que la extensión del heroísmo, sin embargo fue impresionante. “No puedo decirle cuántas veces he oído: ‘Todo el pueblo sabía que éramos judíos, y nadie nos denunció’”,dice ella.
La política de Italia durante la guerra fue que a los judíos nacidos en el país se les permitió permanecer en sus propios hogares, mientras que fueron internados los que habían llegado antes de la guerra. Los campamentos, sin embargo, fueron en gran parte muy humanos: el libro muestra a judíos vestidos informalmente, sonriendo y tocando instrumentos musicales. No fue sino hasta que Italia se puso del lado de los aliados, hacia el final de la guerra, y Alemania invadió el país, cuando sus vidas estuvieron en peligro real.
Algunos fueron deportados a campos de concentración, junto con sus parientes que vivían en ese momento en otras partes de Europa. “Sucedieron algunas cosas malas, y yo las reconozco en el libro”, dice Bettina. “O alguien te traicionaba, o no te ayudaban, incluso si podían, o tenías mala suerte – no había nadie para intentar ayudarte porque estaban en otro lugar”. Pero añade que hay “muchas, muchas razones de por qué tantos sobrevivieron en Italia, y la conclusión es que alguien les ayudó”.
Ella explica que quienes salvaron judíos poniendose en riesgo de perder la vida (pues sin duda habrían sido fusilados si hubieran sido descubiertos, de acuerdo con los supervivientes) se dividen en cinco grupos de personas: el primero, el italiano común y sencillo que se negaba a denunciarles a las autoridades o que los escondía. El segundo, el de el oficial de policía que avisaba el día antes de que tendría que arrestarles al día siguiente, dándoles así tiempo para buscar refugio. El tercero, el de la persona que trabajaba para las autoridades civiles y que proporcionaba documentos de identidad falsos. El cuarto era el sacerdote local o una monja que les daba refugio o les ayudaba expidiendo un certificado de bautismo falso.
“¿Tenían una orden oficial al respecto? No lo sé», dice, cuando se le pregunta si tal vez el papa Pío XII había ordenado salvar a los vecinos judíos. «Pero muchas personas que entrevisté me dijeron que había un sacerdote o una monja involucrado en ayudarles». Por último, estaban las personas que trabajaban en los campos de internamiento, y que trataban de hacer la vida lo más humana posible para ellos (tan humana que los internados eran libres de hacer lo que quisieran, por lo que muchos nunca llegaban a saber que esos campos existieran).
Salir del armario
Pero lo que también añade interés a esta historia es que “It Happened in Italy» es el resultado de incontables coincidencias – de personas que de alguna manera providencial entraban en contacto con Bettina y le contaban notables historias llenas de puro agradecimiento a los italianos que les habían salvado – o a sus parientes cercanos – durante la guerra. Una serie de coincidencias posteriores también le permitió traer a un grupo de supervivientes al Vaticano para tener una audiencia especial con el Papa. «Todo el que entra en contacto con este libro tiene una manera divertida de terminar en él», dice riendo.
Sin embargo, el proyecto nunca se inició como un libro, sino que tomó vida propia a medida que más y más personas de todo el mundo se daban a conocer con su testimonio. «No teníamos ni idea de esta historia sería tan grande, simplemente siguió su camino”, dice Bettina. También insiste en que no hay propósito oculto detrás del proyecto. «No tengo ningún programa, excepto el de asegurarme de que estas historias son honradas y verdaderas”, explica. “Quiero que estas personas que me contaba las historias sean escuchadas. Quiero que tengan esa satisfacción».
Sigue existiendo un interrogante, sin embargo: ¿por qué han tardado tanto tiempo estos judíos en presentar y expresar su gratitud? Bettina cree que muchos supervivientes judíos estaban tan abrumados por lo que sucedió que en un principio sólo querían dejarlo atrás. Según ella, sólo cuando películas como «La Lista de Schindler» salió cuando estos empezaban a pensar: «¿Y yo y mi historia?» Otros creen que es porque muchos judíos no quieren que se asocie nada bueno con el Holocausto.
Catalizador
En una conferencia de prensa el mes pasado en Roma para lanzar el libro, el embajador de Israel ante la Santa Sede, Mordechay Lewy, dijo que tampoco sabía el motivo, pero que tal vez todo lo que necesitaban era alguien como Elizabeth Bettina para exteriorizar su gratitud.
También dijo que estaba desconcertado por el caso de judíos italianos, que tienen sus raíces en Italia y también fueron salvados durante la guerra, y que «no siempre están muy interesados» en expresar su agradecimiento. Dijo que podría tener algo que ver con la historia de relaciones difíciles entre los judíos romanos y el Vaticano, pero destacó el “fenómeno muy extraño» de judíos que fueron escondidos en monasterios, y que sin embargo «todavía tienen expresiones muy anticlericales».
Bettina dice que su libro podría ser convertido en una película, aunque ella insiste en que nunca fue su intención. «No soy escritora, nunca he escrito un libro antes y nunca he hecho una película o un documental”, dice ella. Más bien una de sus principales motivaciones es que ella es consciente de que está acabando el tiempo para contar este tipo de historias.. «Todos han dicho que después de ellos, no queda nadie», explica. «Estos son los últimos de aquella generación».
El objetivo, agregó, no era hacer que Italia parezca magnífica, sino mostrar que puede haber buenas personas que hacen lo correcto, y para transmiti
r una enseñanza importante: que si uno no es indiferente, las cosas pueden ser diferentes. «Algunos no eran indiferentes», dice ella. «Ellos ayudaron, y estas personas pudieron vivir».
[Por Edward Pentin, traducción del inglés por Inma Álvarez]