La Santa Sede pide eliminar los prejuicios sobre África

A través de una intervención del arzobispo Celestino Migliore en la ONU

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NUEVA YORK, jueves 22 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Ciertos prejuicios sobre África “deben ser eliminados de una vez por todas”, declaró el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.

El prelado intervino este miércoles en Nueva York, en la 64ª Sesión de la Asamblea General del organismo sobre “Nuevas colaboraciones económicas para el desarrollo de África: progreso en la implantación y apoyo internacional”.

“Cuando se habla de África, sea en el ámbito periodístico, académico o político, se habla también de extrema pobreza, golpes de Estado, corrupción y conflictos regionales”, constató, y cuando se habla positivamente del continente, “es siempre de su futuro, como si actualmente no tuviera nada que ofrecer”.

La realidad, señaló monseñor Migliore, es que África “también en sus momentos más difíciles”, ha sabido “proporcionar a la comunidad internacional ejemplos y valores dignos de admiración, y hoy puede ofrecer también signos de la realización de muchas de sus esperanzas”.

Signos de éxito

En este sentido, el prelado citó varios casos en los que el continente ha demostrado “su gran capacidad para gestionar los procesos de transición a la independencia o de reconstrucción posterior a situaciones de conflicto”.

También invitó a considerar “la presencia de tantos funcionarios válidos de las Naciones Unidas y las agencias de la ONU a través de los cuales África muestra al mundo la capacidad y los talentos de su población en la gestión del sector multilaterial”, así como “la creciente contribución de los hijos e hijas de África a la vida científica, académica e intelectual de los países desarrollados”.

Algunos países africanos han logrado también grandes progresos en el sector agrícola, obteniendo resultados “considerados hasta este momento imposibles”.

Y todavía más importante, añadió, es el hecho de que muchos Estados hayan logrado dar “pasos destacados en el sector de la educación elemental y de la mejora de la situación de la mujer”.

Objetivos para el futuro

El observador permanente reconoció también que, a pesar de estos éxitos, la mayor parte de la población del continente vive en condiciones de “extrema pobreza”, y que el objetivo de reducir la indigencia a la mitad en el 2015 está “más allá del alcance de la mayoría de los países africanos”.

Por ello, destacó, África necesita “una solidaridad efectiva” para erradicar el inaceptable flagelo de la pobreza y poner a disposición de los demás países el verdadero potencial africano”.

Junto a ello, resulta útil “un fuerte refuerzo de su apoyo económico de base, consistente en la ayuda al desarrollo y en las subvenciones oficiales”.

Desde el punto de vista financiero, son necesarios programas de financiación a largo plazo para “superar la deuda externa de los países pobres, muy endeudados”, sin olvidar que las condiciones comerciales internacionales deben “adaptarse a las necesidades y a los desafíos económicos”.

El apoyo a la agricultura

Recordando que, en el contexto de la crisis actual, los países desarrollados “no deben reducir las ayudas al desarrollo” sino “aumentar su inversión”, el prelado destacó que África necesita también apoyo a sus programas agrícolas.

Al afrontar el drama de la inseguridad alimentaria, de hecho, hay que considerar “los sistemas estructurales”, y, por ejemplo facilitar las exportaciones que permitan a los agricultores africanos sobrevivir.

El largo declive de las inversiones en el sector agrícola en África, añadió, debe invertirse, favoreciendo “un compromiso renovado para ayudar a los agricultores a favorecer una producción alimentaria sostenible”.

“El fracaso en la ayuda a los africanos para que se alimenten a sí mismos y a sus vecinos, sólo provocará una continua e inútil pérdida de vidas humanas por una inadecuada seguridad alimentaria, y crecientes conflictos por los recursos naturales”.

Diversificación económica e integración política

Para ayudar al continente africano a mejorar su propia situación, el arzobispo también propuso un apoyo a la diversificación de la economía.

Con ese objetivo, se refirió a la reciente institucionalización del G20 como a “un fuerte punto de referencia para gestionar la economía mundial”.

La participación de los países emergentes o en vías de desarrollo “permite ahora gestionar mejor la crisis”, y “las economías que logran con éxito, en mayor o menor medida, diversificar las propias estructuras industriales y agrícolas emergentes, son las que influirán en la política y en la economía mundial”, dijo.

Monseñor Migliore concluyó su intervención destacando la importancia de las iniciativas regionales y subregionales de cooperación económica, comercial y cultural, de gestión de conflictos, de mantenimiento de la paz y de reconstrucción, que deben ser “promovidas y reforzadas”.

La economía integrada del momento actual no hace superflua la función de los Estados -dijo-. Compromete, al contrario, a los gobiernos a una mayor colaboración mutua”.

Y concluyó: “La articulación de la autoridad política en el ámbito local, nacional e internacional es una de las mejores maneras para dar una dirección al proceso de globalización económica”.

[Por Roberta Sciamplicotti, traduccíon del original en italiano por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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