BUENOS AIRES, sábado 31 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El laicismo se está convirtiendo en un problema para la libertad religiosa en España y en países latinoamericanos como Venezuela o Colombia, afirma el presbítero español Pedro María Reyes Vizcaíno, autor de e-libertadreligiosa.net, una página que recoge noticias y reflexiones de todo el mundo acerca de esta cuestión.
Reyes Vizcaíno es licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en derecho canónico por la Universidad de Navarra. Ordenado sacerdote en 1992, actualmente reside en Argentina. Es también el autor de Ius Canonicum, una página web de consulta sobre cuestiones de Derecho Canónico.
Al margen de su actividad como canonista, se dedica a investigar sobre libertad religiosa «por propio interés», en un campo que, en su opinión, requiere mayor atención por parte de la opinión pública. Así lo explica en esta entrevista concedida a ZENIT. La primera parte de la misma se publicó en el servicio de ZENIT de este viernes.
-¿Cuáles son las agresiones más frecuentes a la libertad religiosa?
Pedro Reyes: En un primer ámbito se deben citar los atentados violentos a la libertad religiosa. En los países de tradición musulmana la libertad religiosa está ausente en muchos ámbitos. Arabia Saudí es el ejemplo más lacerante porque está prohibido el culto no musulmán incluso en privado y en la intimidad del hogar. Quien tenga una cruz en su casa se arriesga a graves penas. No es un problema pequeño: algunas fuentes calculan que hay alrededor de un millón de cristianos residentes en aquel país, sobre todo filipinos y otros inmigrantes asiáticos y de Europa Oriental.
En casi todos los demás países musulmanes, por presión de grupos islámicos radicales, se están aprobando leyes muy restrictivas de la libertad religiosa. En Paquistán existen leyes anti blasfemia que dejan indefensos a los cristianos ante cualquier acusación, en Argelia y Egipto hay leyes anticonversión, en Iraq están siendo expulsados del país, en Marruecos han expulsado a un grupo de cristianos evangélicos por el delito «de proselitismo religioso», etc.
En la India los no hindúes cada vez tienen más difícil su libre desarrollo. Varios Estados han aprobado leyes anticonversión, y lo que es más grave, en el verano de 2008 grupos hindúes radicales lanzaron una violenta persecución contra los cristianos en el Estado de Orissa que dejó más de 500 muertos según algunas fuentes. Es llamativo que estos hechos apenas tengan eco en los medios de comunicación occidentales.
En China existe actualmente una Iglesia de las catacumbas, que es la Iglesia Católica fiel a Roma que no acepta a los obispos impuestos por el régimen. Además es conocido que en este país los budistas de Tibet tienen muy restringida la libertad de culto.
Hay otro ámbito en que se ha asistido a un retroceso en la libertad religiosa, y es en los países occidentales. Como ya ha quedado indicado en ellos se está difundiendo cierta mentalidad laicista que es contraria a la libertad religiosa.
No me refiero al sano laicismo que propugna la separación de la Iglesia y el Estado sin mutuas injerencias y con respeto a sus respectivas funciones en la sociedad, el cual me parece encomiable. Como ha dicho Benedicto XVI, «es fundamental, por una parte, insistir en la distinción entre el ámbito político y el religioso para tutelar tanto la libertad religiosa de los ciudadanos, como la responsabilidad del Estado hacia ellos y, por otra parte, adquirir una más clara conciencia de las funciones insustituibles de la religión para la formación de las conciencias y de la contribución que puede aportar, junto a otras instancias, para la creación de un consenso ético de fondo en la sociedad» (Benedicto XVI, Discurso ante las autoridades del Estado en el Palacio del Elíseo en París, 14 de septiembre de 2008).
El laicismo radical que es contrario a la libertad religiosa pretende encerrar la fe religiosa en el ámbito privado, como si la fe no tuviera manifestaciones externas. En los países occidentales se ven ejemplos de este laicismo todos los días: por ejemplo, cuando se critica a los obispos porque dan orientaciones a los católicos sobre leyes del aborto o de matrimonios homosexuales (como si hubiera leyes que prohibiera a los obispos, y solo a ellos, opinar sobre las leyes), o cuando se pide a los ciudadanos o a los diputados que voten con independencia de sus creencias.
Según el Papa, «no se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión y, por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan la construcción del orden social» (Benedicto XVI, Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas del 18 de abril de 2008).
-Hablando concretamente sobre la nueva ley de libertad religiosa en España, que los católicos miran en general con recelo, ¿en qué van a cambiar las cosas?
Pedro Reyes: Realmente es difícil juzgar la intención del Gobierno al anunciar esta nueva ley, pues la anunció hace más de un año y aún no se conoce el proyecto. Únicamente conocemos ciertas declaraciones vagas de la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, afirmando que garantizará mejor el ejercicio de este derecho o que promoverá la sana laicidad del Estado. Estas declaraciones son lo suficientemente ambiguas como para que no sea posible emitir un juicio.
Solo ha revelado un punto concreto, y es que la nueva ley plantea retirar todos los símbolos religiosos que existan en colegios e institutos públicos, a excepción de aquéllos que tengan valor histórico o artístico. Considero una discriminación contra los cristianos esta medida, pero no es un gran cambio. Supongo que el proyecto de ley que el Gobierno está preparando tendrá reformas más importantes.
La prevista reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 1980 deberá tener en cuenta en cualquier caso la Constitución Española de 1978, que en su artículo 16 «garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley» y ordena a los poderes públicos tener en cuenta «las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones».
Si el Gobierno con la nueva ley realmente pretendiera desarrollar la Constitución de acuerdo con las exigencias actuales y a la luz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promovería el laicismo sano y limitaría el laicismo radical. Deseo que sea así, pero habrá que esperar a que se presente el proyecto para emitir un juicio.
-Parece que en América Latina avanza un laicismo cada vez más agresivo, especialmente en Venezuela, Colombia etc. ¿Cuáles son sus causas?
Pedro Reyes: En América Latina se desarrollan tendencias intelectuales procedentes de otros continentes, sobre todo de Europa Occidental. En términos generales el laicismo de América Latina pretende expulsar a la Iglesia Católica del ámbito público, como en el resto del mundo. Sin embargo en cada país tiene sus matices consecuencia de la peculiar historia de cada nación. No es lo mismo el laicismo de Uruguay -que hunde sus raíces en la fundación de la República- que el laicismo en Costa Rica, que proclama la religión católica como religión oficial en el artículo 75 de su Constitución.
El laicismo de Latinoamérica también tiene fuentes propias derivadas del indigenismo. Cada vez se aprecia más el legado cult
ural de los pueblos originarios de América y por ello se tiende a rechazar cualquier intervención cultural venida de culturas exteriores, particularmente de las naciones colonizadoras. Los indigenistas más radicales incluyen entre ellas el aporte de la evangelización.
Sorprende que los mismos grupos que rechazan a la Iglesia Católica por no pertenecer al legado de los pueblos históricos, aceptan sin ningún espíritu crítico los valores que ahora se difunden desde Europa como la anticoncepción, el aborto, etc., a pesar de que con estas doctrinas se está produciendo una auténtica colonización cultural.
-¿De donde partió su idea de hacer una página web sobre libertad religiosa, usted que es un canonista?
Pedro Reyes: Comencé esta página web en primer lugar como una contribución para luchar contra el laicismo radical, puesto que cada vez es más agresivo. También pensé que sería una oportunidad de ayudar a tantos hermanos en la fe que actualmente están sufriendo violencia por su fe y lo soportan con gran fidelidad a Cristo. Pensé que una buena ayuda era difundir en la opinión pública esos ataques violentos.
Después de estos años me he dado cuenta de que esta motivación, que la tenía en segundo lugar, es cada vez más urgente. Dios quiera que pronto la página web se haga innecesaria porque hayan cesado las violencias por causa de la fe.
[Por Inma Álvarez]